A lo largo del tiempo hemos visto la existencia de diferentes actividades dentro de la sociedad que ponen en riesgo la salud y la seguridad de los demás. La mayoría del tiempo no nos damos cuenta de los actos que estamos cometiendo y el daño que estamos causando.
Vivimos en una sociedad influenciada por las tendencias y los estereotipos, y aunque éstos muchas veces no son la mejor opción, dejamos a un lado nuestras creencias y valores para ser aceptados, con tal de sentirnos queridos por los demás y poder dejar a un lado la soledad que nos ataca.
En nuestra búsqueda por estar con alguien, hacemos a un lado el respeto por nuestra vida y el amor propio, dejando entrar a nuestra existencia sustancias peligrosas y tratos injustos hacia nuestra persona.
Uno como joven, no mide el peligro y llegas a considerar amigos a quienes realmente no lo son. ¿De verdad podrías tenerle confianza a alguien que te incita a tomar alcohol hasta no tener conciencia de lo que estás haciendo? ¿O podrías considerar amor cuando una persona te grita con frecuencia o te hace sentir menos y después te pide perdón? Y es ahí cuando todo cambia, ya que si no lo perdonas entonces tú eres quien no lo ama.
Estamos viviendo dentro de una sociedad a la que ya no le están importando los valores, el respeto y mucho menos las personas. Cometemos actos que supuestamente son por amor, pero ¿en dónde está el amor cuando nos estamos haciendo daño? Lo que se ha hecho por años es ponerle una máscara a las cosas malas y disfrazarlas de algo ‘bueno’, algo que si haces, está bien y los demás te aceptan y te quieren, sin embargo, no te estás queriendo a ti. ¿Por qué no comenzar a pensar que si vamos contra todas estas nuevas creencias, también así podemos ganar respeto y cariño? Tal vez no estamos haciendo lo que los demás, pero ¿para qué seguir una tendencia que nos hace daño? En cambio, si hacemos lo que nuestros valores nos dicen, ganaremos más amigos y más cosas, simplemente por estar haciendo lo correcto.
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