Mtra. María Guadalupe Campos Jiménez
Sentada frente a la ventana de lo cotidiano
veo pasar las olas con un sonido extraño
la arena se asemeja a la tarde del abismo,
a los muertos del ayer guardados en el olvido.
A lo lejos, la voz de las sirenas me recuerda el dolor,
me gritan las nostalgias,
los gemidos ,el clamor
de navegantes muertos por tormentas y calor.
Suena el canto melodioso
Tan dulce como el amor
el recuerdo de la madre al dar a luz
en medio de sinfonías de hermoso color.
Solloza en las calles la sirena azul
como si anunciara otra extinción de luz
hipa sin más palabra que la que dice:
adiós, adiós vidas vacías sin redención.
Es el canto de las sirenas en el malecón,
Junto a la playa bajo las palmeras
el que encumbra el miedo,
la angustia y vacilación
y nos pierde sin compasión.
Es la sirena de sangre roja la que arrebata
la paz incauta de cada hombre
e inerme pita sin sordas notas
que un son de muerte y desolación,
todos callamos, todos morimos
en este abismo de confusión
y las sirenas siguen cantando
yo aquí las lloro como si fueran un gran dolor.
viernes, 25 de noviembre de 2011
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