María Fernanda Martínez Díaz de Rivera
Estamos a la espera de los jóvenes, ya vienen tarde, todavía no veo ni un autobús en el que vengan los estudiantes que vienen de la ciudad. Y estamos retrasados, no he podido ir al campo y seguramente que mi hermano José tampoco, híjole, seguro que ya hasta está enojado o desesperado, quedé de estar con los jóvenes en su casa a las 10, ya son las 12.
Por fin veo los autobuses a mi alrededor, espero que ya se puedan apurar porque el día está nublado y muy bueno para ir a tumbar el zacate.
Por fin el discurso de la bienvenida que dio el padre y el presidente municipal se acabó, ahora ya van a repartir a los jóvenes con las familias, espero que me toquen unos jóvenes amables y chambeadores, me preocupa que mi familia y yo no seamos buenos para ellos y no les demos cosas buenas. Ellos vienen de la ciudad, de familias ricas, con todo lo bueno, y pues nosotros tenemos lo mínimo para ofrecerles.
“¡Felipe!” escucho que me llama el profesor Fernando, y me acerco para ver qué es lo que necesita. Después de un amable saludo, me presenta a los jóvenes que estarán conmigo y con José. Híjoles, son casi puras muchachas, ¿Qué les voy a poner a hacer? No creo que puedan tumbar el zacate. Por lo menos todas son educadas y muy agradables, dicen que pueden hacer de todo, pero pues yo solo las veo bien flaquitas, a ver si aguantan, esto del campo es bien pesado.
Después de caminar hasta la casa, hemos llegado. Creo que se les hizo un poco lejos, vienen contentas, se ríen y ríen, yo creo que también están nerviosas. Pues a ver si les gusta donde vivimos. Después de preguntar quienes se quedan conmigo y quienes con mi hermano, los divido a las casas y me voy con tres muchachas a la casa de José.
Mi hermano no contesta, pero sale mi cuñada Ángela. “Tu hermano José ya se fue, es que estuvo espere y espere y no llegaban, hasta pensé que no iban a venir. Pero pues pásenle muchachas, ahorita vemos que hacemos.”
Deje a las muchachas a que se echaran el taco y después las iba a pasar a traer para irnos al campo. Ya estamos en la camioneta todos y pues vámonos que hay que trabajar.
viernes, 15 de febrero de 2013
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