Me declaro culpable de vivir,
sin importarme si otro vive, o sufre o muere…
mientras yo me sienta viva;
mientras yo me crea amada.
Me declaro culpable de mentir:
Que no me importa si comes o duermes,
si no estás conmigo solo perdí el tiempo y aun así..
mi futuro vislumbro claro y transparente.
Me declaro culpable de anticipar,
la inminente muerte de amor,
que no es correspondido y se colapsa,
endureciendo las entrañas por la razón acreditada.
“Es propio del hombre errar…
es lo que nos hace humanos y debemos aceptarlo”.
“…quien no cae… resbala; nunca afirmes: nunca jamás…”
¡Valientes muletillas inventamos, sólo para justificar!
Un engaño, es un engaño;
cerca o lejos, cualquiera en sano juicio lo sabe;
califica, juzga, mide o finge todo el tiempo,
lo que conscientemente hiciste no se puede amparar.
Me declaro culpable por no actuar,
ser pasiva, ser callada;
otorgarte el derecho a la duda;
evadir la indiscutible realidad.
También me declaro culpable
de sentir pena por los que no han sufrido,
que su vida desperdician evadiendo y blasfemando
el agudo dolor que produce enfrentar el desengaño.
Me declaro culpable de sentirte y creerte mío,
¡Sí... soy orgullosamente culpable por vivir a través de tu vida!;
Me declaro culpable... tan culpable de amar.
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