María Eugenia Arias
Corazón pisado,
apaleado, desganado.
Un estómago vacío.
Un estómago vaciado,
vomitado, ahogado.
Corazón y estómago,
mutilados, suicidados,
(asesinados)
muertos de su propia mano.
Mis manos, sus manos
Corazón apedazado,
entregado y roto
traido de vuelta.
Estómago que encarniza
el dolor, el ácido.
Ambos, entrañas cadavéricas,
apenas trozos de lo que un día fueron
¿Y fueron? ¿Quién sabe?
Cuando llegué estaban muertos
sábado, 16 de julio de 2011
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