lunes, 28 de febrero de 2011

Profesora María Guadalupe Campos Jiménez
¿Por qué celebrar el Miércoles de Ceniza? ¿Para qué considerarlo? ¿Qué tiene que ver conmigo, contigo? Estas y otras cuestiones pueden surgir en la mente al escuchar de la existencia de este día. En estas líneas reflexionaré sobre este aspecto a partir de la necesidad que tenemos todas las personas de dar respuesta a la incertidumbre sobre nuestro destino y sobre el sentido último de la vida, cuestionamientos que algunos nos hacemos desde temprana edad y otros ya en la edad adulta.
    El contenido del Miércoles de Ceniza nos enfrenta a cada uno, sin duda alguna, a una verdad fundamental, profunda e ineludible: la finitud humana. Encontrar esta verdad sobre el destino de la propia vida, saber si existe este destino, si tiene fin la historia, o en términos sencillos se suele oír esta pregunta: ¿Y cuando acabe mi vida terrenal, qué sigue? Este día tiene que ver directamente con todos y cada uno de los seres humanos en nuestra calidad viviente, sin embargo, la realidad arroja un dato interesante, la mayoría de la gente dejamos pasar los días huyendo o evadiendo estos cuestionamientos, hasta que una mañana comprobamos que algunos de los sistemas con los que trabajábamos en nuestra vida ya no están funcionando, experimentamos entonces la soledad, el vacío, la rutina, la tristeza o la impotencia frente a algo frustrante que debe cambiar… y es cuando la pregunta nos llega y ya no podemos eludir lo irremediable: ¿cuál es el sentido de lo que estoy viviendo y hacia dónde voy?
    El Miércoles de Ceniza tiene entonces la sabia pedagogía de ayudarnos a formarnos en la incertidumbre de nuestro propio ser y hacer diario, y en el conjunto de toda la vida; entonces se nos ofrece en este día una oportunidad para reflexionar en silencio frente a nuestro yo interno lleno de fragilidades e interrogantes que desarman hasta al ser humano más autosuficiente.
    Cabe aclarar que, ante estas cuestiones, existen ya varias respuestas, tales como la promesa de la vida eterna, la eterna morada, el nirvana, la reencarnación, la nada, el absurdo, el nihilismo, el reino de Dios, etc., cada respuesta con su propia escuela y representantes. No obstante, a la hora de tomar postura personal acerca del tema, una sola de las respuestas dadas parece ser insuficiente. De este modo, cada uno de nosotros, con nuestros conocimientos, convicciones y experiencias va construyendo un sentido propio de vida al igual que la idea de su destino.
    La Iglesia católica entonces nos presenta el Miércoles de Ceniza proponiéndonos el seguimiento de Cristo en su camino de retorno a la casa eterna de su Padre, camino de servicio y de amor al prójimo, a los otros como la respuesta a las interrogantes planteadas anteriormente, al mismo tiempo que marca el inicio de la Cuaresma.

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