lunes, 24 de septiembre de 2012

Aldo Vázquez Chávez

      En una relación, suele haber el clásico juego de “yo te quiero más”, suele ser divertido, a la vez que uno se siente muy querido y probablemente hace sentir de la misma manera a alguien más. Pero ¿qué pasaría si lográramos demostrar que efectivamente alguien quiere más que otros? ¿Qué pasaría si pudiéramos medir nuestra capacidad de querer?
      De antemano doy gracias a la fuerza poderosa que hace que eso sea imposible pues tal hecho destrozaría las relaciones humanas. Si efectivamente yo quiero más a mi pareja de lo que ella me quiere a mí, podría incluso llegarse a pensar que quien quiere menos es un parásito de quien es capaz de querer más y por tanto no merece ser querido por alguien de una capacidad superior. Haríamos separaciones sociales, no sólo económicas sino emocionales.
      Nuevamente doy gracias porque querer más o querer menos es imposible y es imposible porque no existe el más o el menos en este asunto (de hecho jamás he sabido que es más y qué es menos, qué es mucho o qué es poco), lo que existe es lo que doy y lo que recibo y cómo lo recibo. Sólo se puede medir y comparar lo que es de la misma naturaleza y aunque el cariño es cariño, cuando nace de distintas personas ya no es de una misma naturaleza. Es muy distinta la manera en que se quiere a los padres de la manera en que se quiere a un hermano o a una pareja y no por eso deja de ser cariño. Ante ello lo único que puedo juzgar es cómo me siento yo con lo que el otro me da y decidir si me es funcional o no, pero no es válido juzgar si es más o menos, si es mucho o poco porque finalmente es cariño y es la manera en la que el otro manifiesta su querer.
      Si es imposible querer más o querer menos y su demostración, aunque sea por medio de falacias, nos llevaría a destruir nuestras relaciones, ¿por qué seguimos jugando a “yo te quiero más”? La respuesta a eso inicia afirmando que efectivamente es un juego y no una competencia real, además, porque se trata de algo que no es comparable porque no es medible, también carecemos de magnitudes inteligibles para expresar cuánto queremos a alguien. En otras palabras la magnitud del cariño humano está fuera de la comprensión de éste. No obstante, en un momento llegamos a escuchar “te quiero” y eso es completamente inteligible y es un referente porque sentimos parte de ese cariño pero no su totalidad, entonces procedemos a decir “yo más” e inicia el dichoso juego y en él, realmente no se busca probarlo.
      Jugar a “yo te quiero más” consiste en expresar un cariño que durante un momento hacemos infinito hacia el otro, con el otro y finalmente, como el cariño no es mesurable, al terminar el juego la medida de lo que uno quiere es la misma, todo eso es sólo una forma de decir algo que no entendemos pero que sentimos.
      Ana… yo te quiero más

0 comentarios :