viernes, 12 de abril de 2013

Omar Kuri Vidal

Consagro estas palabras a esa lucha de oropel
Que he librado entre críticas baratas y eufemismos
Ha sido una batalla dura y disidente
Contra máscaras vistiendo tu impostura
Por eso te ofrezco una mentira y te provoco
Sentimientos más humanos que el afecto
Aquel que no es ajeno a falacias e inmodestias

Parecen mis verdades y sus caras
También una mentira
Prontitud sigilosa argot de letal veneno
Mostrándome el relleno fatuo de las horas
Desde que esa osadía me alejó
De los hombres disparejos
De sus calderas y bondades invisibles y sus letras
Como suda mi rostro en el espejo del infierno

Una presunción de arrogante astronomía
Me avisa y aletargas y decides
Derramando en tus huecos gotas de lascivia
Y en razón de unas frases posmodernas
El papel de los libros de la pluma
Se transforma en cuasi cárcel tecnológica
Más necesaria que mil silencios invidentes
Más densa que una luna de victoria
Me levanto por encima de un sol
En colmada plenitud
De ascensos e interbrumas

Tus lapidares mutan
En proclive y distante y continuo
A los ojos de imaginación dionisiaca
En estados de hermetismo

Exiliado en el camino del reconcomio
Tu impaciencia me ha invitado
Apenas vuele tu discordia luminosa
Llevándote a encender en casas incurables

En las columnas de los hombres
Ya una vez prendidas de retablos
Fuego eterno y maldito y pendenciero

Cuando se ata a la llama de estos símbolos
Para disfrazarte
Obligándome a ponerte
Una máscara de nuevo

En esta soledad
Tu cuerpo exime y se agiganta

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