miércoles, 25 de mayo de 2011

Julieta Arciniega

     El gran escritor se empezó a hacer con pequeñas historias he aquí una de ellas…

     Un día, Carlota se despertó, lo primero que notó fue a su perro lamiéndole la cara, ladrando y que no podía respirar bien, cuando se logró despertar por completo notó que todo estaba muy oscuro y no se podía ver bien, el aire era denso. Asustada, Carlota se levantó lo más rápido que pudo, se dio cuenta de que había algo quemándose en su casa. “Coco”, su perro, no paraba de ladrar, parecía que quería avisarle. Ella corrió con una playera en la boca para no ahogarse con el humo, salió del cuarto cargando a “Coco” y vio lo que pasaba: en la noche recordó haber dejado una vela aromática prendida cerca de la ventana, debió caerse sobre las cortinas y comenzar el fuego. El problema era ahora qué iba a hacer, decidió que lo mejor era salir lo más rápido posible con su celular y con “Coco”, para llamar a los bomberos.
     Después de un rato los bomberos llegaron, apagaron el fuego y nadie salió lastimado. Los bomberos le dijeron a Carlota que de no haber sido por su perrito “Coco”, ella podría haber muerto por inhalación de humo; le debía la vida.
     Desde entonces Carlota valora más a los animales y consiente a “Coco”, más de lo normal, porque se dio cuenta de que su instinto puede salvar vidas, así como le salvó la vida a ella.
     Hay muchas historias más de animales que rescatan a personas; hay que aprender a cuidarlos y quererlos como ellos a nosotros.

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