miércoles, 21 de septiembre de 2011

Mtra. María de los Ángeles Díaz Rodríguez
     Momento inesperado o quizá realmente esperado: hace dos meses finalizaban las actividades escolares de un ciclo marcado por fechas de un calendario y se podría pensar que en ese tiempo se suspenden o detienen cosas en nuestras vidas, que lo de ayer es cosa del pasado y ahí queda.
     En realidad no sucede así, aunque reconozco es difícil llegar a una auténtica comprensión de que en nuestro quehacer cotidiano unas puertas se cierran y otras se abren sin que, a veces, seamos realmente conscientes de ello.
     Cerrar, concluir, finalizar, acabar, terminar, disolver o romper algo, indudablemente son acciones que merecen atravesar por un proceso de reflexión que nos brinde la oportunidad de recordar, replantear, revisar, reafirmar, reacomodar, resolver, reestructurar, lo completo de nuestro “ser humano“. Somos seres multidimen-sionales, aunque a menudo neguemos que así sea. La negación nos conduce al rechazo del encuentro con nosotros mismos y nos enfrenta con cosas que creemos jamás podremos entender. Nos asusta la obligación de tener que elegir un camino, sólo por el hecho de no saber si será el correcto o aquel que tenga la lógica a la que estamos acostumbrados. Como consecuencia, minimizamos el sentido de la búsqueda y la posibilidad de abrir una nueva puerta, pues esto supone correr riesgos.
     Los recuerdos dan significado a nuestra vida presente y cada experiencia queda marcada por la intensidad del impacto con el que recibimos cada vivencia.
     Este ejemplar de Expresiones SJ es muestra de ello con los escritos de nuestros colaboradores: alumnos, maestros y directivos que comparten y comunican su sentir de ese proceso reflexivo del encuentro con ellos mismos.
     Así damos inicio al ciclo escolar 2011-2012, aceptando correr riesgos: el riesgo a la prueba, al desafío y sobre todo, el riesgo al compromiso; el compromiso, en primera instancia con uno mismo, y con ello la elección de un camino que nos conduzca a aprender cómo convertirnos en una mejor persona que insista en vivir amándose, porque es en la realización del amor donde encontramos el verdadero sentido de servir al otro.
     ¡Bienvenidos!

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