lunes, 19 de septiembre de 2011

José Guillermo Balderrama Vargas
Primer semestre
     Llovía, era verano, cuando comenzaron a ocurrir desastres naturales por todo el mundo, la gente enloquecida, no dejaba de pensar en que jamás volvería a brillar el sol, caía fuego del cielo, huracanes por todos lados, niños solos llorando, corrían entre los escombros.
     Nadie podía hacer nada ya que todo estaba perdido, la gente solo pedía que terminara todo el caos y así fue sucediendo, poco a poco se fueron recuperando, hasta superar este hecho que marcó la existencia de la aldea.
     La gente se reunió y salió adelante, todos creían que nunca acabarían y que jamás volvería a brillar el sol, hasta que un día, todos fueron presentes del más brillante amanecer en años, este hecho los llenó de ánimo y energía para así poder concluir la reconstrucción de una gran metrópoli llena de ciudadanos ejemplares y trabajadores.
     Lo que pasó aquel día siempre será recordado por aquellas.
     Hoy todos viven felices, los niños corren y ríen y en esta gran cuidad, no parece que algo haya pasado ya que los hombres demostraron que ante cualquier problema siempre hay una solución, siempre y cuando permanezcan unidos y solidarios.

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