viernes, 28 de octubre de 2011

Daniela Olea Suárez

     Imagina un mundo perfecto, sin injusticias, sin enfermedades, sin pobres, sin corrupción, sin huérfanos, sin discriminación, sin infelicidad. Suena bien, ¿no?
     En este mundo perfecto no existiría la sobrepoblación, todos seriamos ricos y tendríamos, por lo menos, una carrera universitaria en el bolsillo, el concepto de “guerra” ni siquiera existiría y el hambre sería un terrible recuerdo del pasado, sólo habría un idioma y no existiría la religión (para evitarnos problemas, aunque no sé cómo sería esto posible).
     Obviamente no serían necesarios los abogados, doctores, productos farmacéuticos, contadores, políticos, trabajadores sociales, franquicias de cualquier tipo ingenieros de cualquier clase (¿para qué? Si todo el mundo sería demasiado perfecto y activo como para necesitar algo tan mundano y dañinos como una televisión o un celular y para darle el toque final, tampoco existiría nada parecido a los analfabetas (lo que, en mi experiencia, sería algo de lo que todos nos beneficiaríamos) ah, aún más no hará falta de la presencia de la delincuencia.
     Lo más importante, en este mundo perfecto sería que todos pensáramos, actuáramos y sintiéramos de la misma manera para evitar conflictos.
     Esa no es una idea particularmente agradable, ¿cierto?
     No creo que exista nada mejor en el mundo que por y a pesar de las diferencias y dolencias, encuentras a tus mejores amigos, a tu pareja, tu vocación y encuentras la manera de mantenerlo todo unido y en balance o por lo menos lo intentas.
     Creo que nuestro llamado “mundo perfecto” ya no suena tan feliz…cuando se requiere cosificarnos.
     La cuestión grandiosa y brillante es que cada cosa triste, cada cosa difícil, cada cosa mala que acontece en nuestras vidas nos hace apreciar lo que realmente vale la pena. Si todo fuera bueno o normal, ¿Cómo sabríamos reconocer la verdadera felicidad, lo que realmente vale la pena? Cómo notarias que estoy yo aquí a tu lado.
     Por eso creo que de nuestra situación en el mundo, en México, en nuestro Veracruz: la corrupción, la inseguridad, la injusticia, el valemadrismo y todas las fallas habidas y por haber, podemos sacar algo bueno… Ahora pasamos más tiempo con la familia, aceptemos que hay cosas que parece no van a cambiar pero que de todas maneras es importante seguir intentándolo, descubramos la grandeza de demostrarles a nuestros prójimos lo que nos importan, porque quizá sea la última vez que los vayamos a ver, aprendamos el significado de humildad y a nunca perder esperanza y fe.

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