viernes, 25 de noviembre de 2011

Mtra. María Guadalupe Campos Jiménez

     Sentada frente a la ventana de lo cotidiano
     veo pasar las olas con un sonido extraño
     la arena se asemeja a la tarde del abismo,
     a los muertos del ayer guardados en el olvido.
     A lo lejos, la voz de las sirenas me recuerda el dolor,
     me gritan las nostalgias,
     los gemidos ,el clamor
     de navegantes muertos por tormentas y calor.
     Suena el canto melodioso
     Tan dulce como el amor
     el recuerdo de la madre al dar a luz
     en medio de sinfonías de hermoso color.
     Solloza en las calles la sirena azul
     como si anunciara otra extinción de luz
     hipa sin más palabra que la que dice:
     adiós, adiós vidas vacías sin redención.
     Es el canto de las sirenas en el malecón,
     Junto a la playa bajo las palmeras
     el que encumbra el miedo,
     la angustia y vacilación
     y nos pierde sin compasión.
     Es la sirena de sangre roja la que arrebata
     la paz incauta de cada hombre
     e inerme pita sin sordas notas
     que un son de muerte y desolación,
     todos callamos, todos morimos
     en este abismo de confusión
     y las sirenas siguen cantando
     yo aquí las lloro como si fueran un gran dolor.

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