martes, 21 de febrero de 2012

Daniela Olea Suárez
Segundo semestre
    
     La historia nos dice que antes de la escritura, todo pasaba oralmente de generación en generación; somos humanos, así que como es de esperarse, las historias se transformaban, cada persona le ponía su “toque” y olvidaban ciertas partes hasta que el tiempo las borró y sin nadie que las supiera, se perdían en el tiempo.
     Cuando las personas comenzaron a escribir lo que sucedía a su alrededor y a documentar la situación social, política y económica que les rodeaba, se creó un arma que ha cambiado al mundo, un arma tan poderosa que es capaz de cambiar la forma de pensar de las personas: los libros.
     Hay libros “buenos”, “malos” (según el gusto del lector) filosóficos, cómicos, poéticos, de superación, satíricos, metafóricos y del baño. Todos ellos con una misión especial: informar y enseñar.
     Al contrario de algunos personajes influyentes en la política mexicana, yo leo, pero no puedo nombrar tres libros que hayan marcado mi vida. Todos lo han hecho, desde una novela de amor hasta un profundo libro de filosofía, no hay ningún libro del que no haya aprendido, un libro que no me haya dejado un pensamiento, una reflexión o un deseo de información.
     Leer o no leer, hoy, es una decisión muy personal.

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