lunes, 30 de julio de 2012

Isis Saray Álvarez Loyola

      Al llegar a San Antonio, mi primera impresión fue que sufriría por tanto calor y que los moscos acabarían conmigo, sin embargo, llegué con entusiasmo de conocer a la gente y saber cómo era su vida ahí.

      Nos presentaron a nuestras familias y al principio me fue difícil estar con ellos sin conocerlos pues temía que no nos aceptaran por no ser de ahí. Pasaron los días y tuvimos nuestros talleres por la tarde, en la mañana ayudábamos a la familia que nos asignaron y al final pintábamos banquetas y árboles, concluyendo con una reflexión del día vivido. Admito que, al principio, no creí que las personas se interesaran en asistir a mi taller de zumba, y mucho menos me imaginé que a ellos les pudiese interesar una plática sobre Economía. ¡Vaya sorpresa que me llevé!, pues además de su interés me trataron muy bien y hasta me invitaban a compartir con ellos.
      Al final del proyecto terminé cansada pero contenta, pues sentí que ayudé, al menos un poco, a cambiar su cotidianidad, observé que la gente estaba feliz de tenernos por una semana con ellos, incluso hubo un momento en que se pusieron tristes porque tendríamos que partir.
      Sin duda siempre los recordaremos, pues a muchos, como a mí, nos gustó conocer otro estilo de vida y compartir lo mucho o poco que sabíamos, aprendiendo tal vez más de ellos que ellos de nosotros.

0 comentarios :