viernes, 25 de enero de 2013

Bruno Stuger Villalpando

De seguro has de haber pensado desde que leíste el título: “¡qué flojera, un texto sobre matemáticas!”, sin embargo, creo que puedo hacerte cambiar de opinión con respecto a esto contándote mi experiencia con las matemáticas este semestre.
Al comenzar las clases yo creí que sería como un curso más de matemáticas; números, fórmulas, examen, etc. (a mí en lo personal esta materia no me aburre), en cambio, me intereso por resolver los problemas que se me plantean, sin embargo, esto no implica que sea mi materia favorita. Yo esperaba un semestre “normal” y para estos momentos en que lo estoy terminando, creo que por fin dejaré de hacer aquella pregunta, tan sonada en la mayoría de las clases de matemáticas: “profe, ¿y de qué me servirá esto en un futuro?”.
Bueno, primero quiero contarte que este semestre tuve muchos problemas por faltas al reglamento de la Prepa, sin  embargo, no fueron mas que el semestre pasado. Podría decir que este semestre le bajé un poco a mi <I>relajo</I>. Yo no me había percatado de esto, sino hasta  la jornada de reflexión de mi grupo. Durante ésta, un profesor comenzó a decir cómo era que se relacionaban los propósitos de cada materia con el propósito general de la Prepa. Fue en este momento que comencé a pensar en específico en las matemáticas y a hacer un proceso de reflexión.
Comencé a pensar en lo que mi profesor decía: --Para cuando te encuentres con una situación real que implique números, donde tengas que ir mas allá de sacar una simple área, entonces comprenderás y agradecerás el haber aprendido esto.
Si bien esto es cierto, creo que su utilidad va más allá del tener las herramientas necesarias para lidiar con posibles problemas numéricos reales. Su verdadera utilidad yace en el poder, así como las habilidades que las matemáticas le confieren a la persona que se da la oportunidad de entenderlas y practicarlas.
Empecé a profundizar aún más, y viejos recuerdos comenzaron a llegar a mí, como aquel momento en el que al ir de visita a la empresa Sebordnetz, vi una manera muy peculiar en la que los obreros eran capacitados; tenían que hacer muchas operaciones matemáticas dentro de cierto límite de tiempo. En ese momento entendí por qué los hacían realizar esto: ¡Estaban entrenando sus mentes! Los obreros eran entrenados con el propósito de que su mente fuera ágil, con capacidad para responder ante problemas reales que, aunque no involucraran números, sí requerían de una decisión rápida, certera y eficaz.
Después de mi <I>rollo mental</I> y de pensar en infinidad de cosas en las que me di cuenta que las matemáticas siempre habían estado presentes, llegó a mi mente el pensamiento que cambiaría mi opinión acerca de las <I>inservibles</I> matemáticas, su influencia sobre mi conducta.  No sé bien cómo fue que llegué a pensar en esto, pero si se bien que es totalmente cierto. Llegó a mi mente (a manera de <I>flash</I>) que desde el principio del semestre, realmente me había empeñado en la clase de matemáticas. De repente, todo tuvo sentido, el haber puesto atención, me había ayudado a bajar mi nivel de <I>relajo</I>, a desarrollar cierto grado de autocontrol, algo de lo que en verdad carezco.
Posterior a esta jornada, yo le pregunté a un familiar mío, psicólogo por cierto, si era posible que hubiera sucedido esto en lo que yo pensé, en que las matemáticas afectaran a tal nivel la mente de una persona. La respuesta fue sí. Este fue uno de aquellos momentos en los que te sientes raro por haber tenido algo frente a tus ojos todo este tiempo, y saber que no te diste cuenta, no porque no pudieras, sino porque no querías… algo vergonzoso si me lo preguntan.
Con esto entendí porque los profesores de matemáticas suelen jugar bien ajedrez, ser buenos para juegos de destreza, sencillos, optimistas, buenos al elegir, etc. Si nos damos cuenta, en realidad son características de las ciencias matemáticas; éstas suelen requerir de habilidad. Si las conocemos se nos hacen fáciles, siempre tienen resultado (bueno, la mayoría de las veces) y como todo, requieren de sabiduría al elegir estando dentro de su territorio.
En resumen, las matemáticas, encima de ayudarnos en caso de que se pudieran presentar problemas numéricos complejos o sencillos, nos ayudan a desarrollar habilidades mentales como la agilidad, capacidad de juicio y de decisiones rápidas, claro pensamiento, criticidad, desarrollo de métodos propios para lograr nuestras metas. En fin, solamente se trata de que les encuentres la manera en la que te han beneficiado y, si no lo han hecho, en la que te beneficiarán… claro está… si las dejas entrar a tu vida, aprovechándolas.
Ahora ya sabes, en caso de que tengas problemas de conducta, de que seas indeciso, lento, falto de memoria, etc., lo único que tienes que hacer es poner atención a tus clases de matemáticas.

0 comentarios :