María José Reynoso Portugal
Nuestra primera parada, después de un rico desayuno, fue al Museo de las Intervenciones, un antiguo convento que fue utilizado como cuartel militar durante el siglo XIX en donde se dio lugar a las batallas más importantes contra el ejército estadounidense en 1847, para después ser declarado Monumento Nacional en 1869 por el entonces Presidente de la República, Benito Juárez.
El recorrido fue algo inusual, ya que el mismo Benito Juárez salió de los libros para darnos la explicación del museo, o al menos fue lo que él nos dijo.
Saliendo del museo el camión nos esperaba para llevarnos al teatro de la Escuela de Escritores de Coyoacán para ver El Avaro, una obra que nos hizo reír bastante pero con un muy buen mensaje que queda muy de acuerdo con la situación que se vive día a día, relacionando el dinero con el amor.
Después de pasar un buen rato riéndonos fuimos a comer al centro de Coyoacán, paseamos por las calles con un clima espectacular y algunos visitamos el museo de Frida Kahlo mientras otros disfrutaban un buen rato de sobremesa.
El museo es la antigua casa de Frida en donde se exponen muchas de sus obras relacionando la vida que llevaba y cómo vivía. Tuvimos la suerte de ver una exposición temporal llamada Las apariencias engañan: los vestidos de Frida Kahlo, en donde se da a conocer un poco más de su vida y por todo lo que pasó al sufrir múltiples accidentes que requerían una serie de aparatos para el soporte de su espalda y cómo ella los adaptaba a su modo de vestir.
Al finalizar visitamos una plaza comercial en donde tuvimos tiempo libre para comprar, tomar café, comer algo, pasear y pasar el tiempo para evitar el tráfico de la Ciudad de México. Y así fue como terminamos este pequeño pero muy cultural viaje a la hermosa capital de nuestro país.
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