lunes, 22 de marzo de 2010

desde Construcción del Conocimiento II
Roxana Herrán
IV Semestre
El hombre no se puede definir, no hay verdades absolutas que nos expliquen cómo son las cosas. Podemos debatir sobre nuestra percepción de él o compilar y comparar lo que grandes pensadores propusieron en su tiempo, pero no podemos diferenciar con certeza las verdades de las falacias, sólo puede formarse una filosofía a partir de su forma de pensar.
    Las plantas y animales no entran en debates existencialistas por que la naturaleza tiene un saber intuitivo de las verdades espirituales, no hay nada que cuestionarse, todo está claro. Es a éste saber el que el ser humano necesita acceder, la diferencia que nos ayudará a evolucionar y avanzar de dónde nos encontramos y a dónde queremos llegar.
    Cuando nacemos no somos una hoja en blanco, tenemos personalidad latente y una esencia única. Es verdad que algunos rasgos de nuestro carácter se modifican según nuestro entorno, pero no somos el resultado de lo que pasa a nuestro alrededor, prefiero creer que nuestro entorno depende de nosotros mismos y de cómo lo percibimos.
    Hoy en día la mayoría de la gente ve la vida en blanco y negro, las cosas están bien o están mal y una buena persona debe hacer acciones buenas para vivir bien, no hay alternativa, al menos que quiera morir en el infierno, sufrir de karma toda tu vida o simplemente ser una mala persona, lo cual es lo peor que le puede pasar a alguien. No estoy en contra de estas formas de pensar, el humano necesita justificar sus acciones para sentirse bien consigo mismo, pero definitivamente no comparto estas ideas. Mi vida es de colores.
    Todos vivimos en la misma realidad, pero cada quien la asimila de manera diferente. Los optimistas llevan una existencia relativamente feliz, mientras que los pesimistas se concentran en las pequeñas tragedias de la vida.
    Creo que esto es lo que nos hace ser nosotros mismos, la forma en la que traducimos todo los que está a nuestro alrededor para formar nuestra realidad. Puede que todos hayamos oído la misma historia pero el hecho de que cada quien haya aprehendido cosas distintas es lo que nos define, lo que nos convierte en seres humanos.

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