lunes, 28 de febrero de 2011

Oscar Susunaga Montero
IV semestre

Después de la Revolución, en 1910, México se ha visto envuelto en un desorden político y social del cual hasta a la fecha no ha sido capaz de salir. Ahora, a unos meses de haber celebrado el Centenario de la Revolución y Bicentenario de la Independencia, y después de que el viento se llevó los discursos de democracia y libertad y se esparció el humo de los juegos pirotécnicos, todos tenemos muy claro cuál es la situación real del país: hay inseguridad, crisis económica, desempleo, serio problemas en educación, hay crisis en todas las áreas sociales, hasta en las familias.
    Todas estas cosas me hacen reflexionar en situaciones como: si es que valió la pena que tantas personas hayan dado su vida por mejorar nuestro país en la Independencia, pues seguimos siendo esclavos y conquistados día a día; como en la Revolución, se continúa matando gente inocente y asesinando nuestros ideales. Creo que es necesario rehacernos como individuos, como pueblo, como sociedad desde nuestras trincheras diarias, como profesionales, obreros, estudiantes, directivos, pastores religiosos, gobierno etc. Es urgente levantarnos con la idea de forjar una cultura distinta de respeto, decisión, responsabilidad y compromiso.
    Esto será entonces causa de una verdadera celebración, no recordando un pasado que traemos como lastre y que nos pesa socialmente, es celebrando un presente de trabajo, honestidad y compromiso como estaremos preparando las fiestas del México del futuro.

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