miércoles, 21 de septiembre de 2011

Mildred Andrea Rivera Navarro
     Este nuevo semestre nos sorprendió a todos con las carpetas en la mano, cuando nos avisaron de los cambios que se habían hecho en la Prepa. Lo de las faltas y los retardos ya lo teníamos bien claro, pero ¿libretas?, ¿es en serio? Pues por muy infantil que suene, es en serio.
     El primer día de clases entró un profesor y nos dijo que pedía una libreta tipo college forrada de color amarillo. Al principio la mayoría de nosotros simplemente pensó “Ufff… qué profesor tan estricto”. Sin embargo, en el transcurso de la semana, los profes seguían pidiendo libretas y libretas y más libretas. Amarillas, naranjas, blancas… Todo era lo mismo.
     Para la segunda semana se escuchaban nuestras quejas en los pasillos de la prepa. Cosas como “Qué lata con las libretas” o “Se les botó a los profes” se escuchaban a diario, y eran cada vez más ruidosas. Unos se quejaban porque, incluyéndome, ya habíamos comprado material para el nuevo curso. Imaginen la cantidad de papás enojadísimos con nosotros por haber gastado en una carpeta nuevecita, que lamentablemente tendrá que quedarse en casa. Mala onda, muy mala onda.
     Y por si fuera poco, días después nos van diciendo de una carpeta de evidencias que todos debíamos tener. Una larga presentación indicándonos cómo forrar la carpeta, en qué orden, con qué tipo de letra… Y es allí cuándo se escuchan más quejas. “Es una gastadera de dinero”, es lo que más se oye por ahí. Yo estoy de acuerdo con ello ya que, además de las dichosas libretas, debemos comprar la carpeta, los separadores, los protectores de hoja… una lista interminable de útiles, muy similar a la que nos pedían en la primaria o en la secundaria.
     Así empezó este curso, lleno de sorpresas, orden, limpieza y quejas. En lo personal, a mí no me gustó para nada, no sólo por el hecho de que mi hermosísima carpeta de gatitos se ha tenido que quedar guardada en mi casa, sino porque tal vez me habría evitado problemas con mis papás si nos hubieran avisado con tiempo de los cambios que tenían planeados en cuanto al material que se iba a pedir, ya fuera con un correo, un facebookazo o un twitt…
     Sin embargo, dándole vueltas al asunto, muchos viboreamos las nuevas reglas, pero no nos ponemos a pensar en el porqué de éstas. Después de platicar con algunos profesores, me contaron que todo esto se debe a que en semestres anteriores en los que cada quien traía la carpeta o libretas que quería -y las tenía ordenadas a su gusto- se encontraban tareas de biología revueltas con las de literatura, exámenes volando atrás de los lockers y manchas de café de la maquinita en los proyectos.
     La verdad, a estas alturas ya deberíamos tener un poquito de prudencia en cuanto al orden de nuestras cosas. Estamos a punto de entrar a la universidad, y si en la carrera a un profesor le entregamos un proyecto final dando el chilaquilazo, seguramente nos manda por ahí.
     Por esa razón se han tomado estas medidas de las libretas y la carpeta de evidencias, ya que ésta es la última oportunidad que tenemos para corregirnos antes de entrar a la universidad; pero fuera de tener orden y todo eso, también nos hace ser más responsables y aprender a ver por nosotros mismos, ya que en algún momento de nuestras vidas, cuando no tengamos a alguien diciéndonos qué hacer y cómo hacerlo, nos va a ser realmente útil ser personas ordenadas y capaces de encontrar un par de calcetines en el cajón.
     Así que tomemos esto con calma, pues no nos matará encontrar un poco de orden en nuestra mochila de vez en cuando…

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