miércoles, 22 de febrero de 2012

Mildred Rivera

     Frida Kahlo, una artista mexicana reconocida en todo el mundo, ha traspasado barreras con sus obras, ya que gracias a éstas, el arte mexicano es conocido en varias partes del mundo, pues en ellas se refleja la visión de un México autóctono y único.
     En época del porfiriato había gran influencia francesa sobre el arte en el país, puesto que Porfirio Díaz tenía preferencia hacia la cultura de Francia. Es por ello que la pintura, a pesar de reflejar a la sociedad mexicana, se realizaba con trazos similares a los europeos. Aquello hacía que en la cultura reinara una monotonía artística, sin algo novedoso que mostrar al mundo.
     Al término de la Revolución Mexicana surgieron nuevos artistas, quienes comenzaron a pintar a México de una forma más original y nueva. Mostraban la naturaleza, la gente, las tradiciones y todo lo que se veía en el México pos-revolucionario, a través de colores brillantes y numerosos adornos.
     Fueron muchos los artistas quienes se dieron a conocer en esta época, sin embargo, no todos mantienen la fama al nivel que Frida la ha mantenido hasta el día de hoy. Algunas de sus obras se encuentran en otros países, con lo cual el conocimiento que se tiene de ella ha crecido y se ha extendido en todo el mundo, haciendo de su arte un ícono representativo de México en el mundo.
     Por lo general Frida pintaba, más que nada, autorretratos. Le gustaba mirar su reflejo en el agua para reconocerse continuamente. Vivió diversas situaciones, tanto tragedias como momentos felices, que hacían que sus sentimientos tomaran forma en el lienzo.
     En sus autorretratos su rostro puede no reflejar alguna expresión, pero a la vez puede reflejar muchísimas. Podemos entender o no sus pinturas.
     Frida pintaba detalladamente cada característica de su rostro, sin importar la apariencia. Precisamente por esta razón, muchas personas cuestionan la capacidad artística de Frida en el autorretrato, ya que consideran que el hecho de no sólo pintar, sino resaltar detalles que no la hacían ver hermosa (como lo hacían los pintores europeos al retratar a las personas), es lo que hace de su arte extraño e, incluso, feo.
     Sin embargo, este autorretrato proporciona una idea completa acerca de la personalidad de Frida Kahlo. Ella era una persona amante de los animales y la naturaleza, así como de la cultura de su pueblo. Pintaba no más que la realidad en la que ella vivía.
     No es necesario sonreír para indicar que estás feliz. Estando rodeado de lo que te hace feliz (sea o no real) es suficiente para definir una mirada plasmada en un rostro inexpresivo, como el de Frida en sus autorretratos.
     Un México surreal, a través de la mirada de una soñadora sin límites.

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