viernes, 3 de febrero de 2012

Mtra. María de los Ángeles Díaz Rodríguez

     Llegamos al final de nuestras labores escolares y con ellas cerramos lo agitado del movimiento de múltiples actividades que de muchas formas resultaron benéficas para esta comunidad educativa que hemos ido construyendo juntos: alumnos, profesores, equipos de trabajo y directivos.
     Tiempo de celebrar es el que llega hoy, en un encuentro solemne, pero a la vez informal que abre e invita a nuestros corazones al festejo y creo que más profundamente a la sublime reflexión, porque siendo estas las fiestas de mayor trascendencia en todo el mundo, debemos, por lo menos, hacer el intento de aquietar lo chispeante del murmullo que acciona nuestro pensamiento; por qué y para qué, dejarlos por un rato, aunque sea breves instantes, porque sólo así nos permitiremos vivir intensamente lo importante de estas fechas.
     Noche buena, noche vieja, son el pretexto, la excusa o la ocasión de sentarnos en torno a una mesa en donde platillos suculentos atrapan nuestros sentidos, comemos desmesuradamente, júbilo y alegría, juntos, acompañados. Aceptemos que aunque esté presente la adversidad o quizá la distancia, en lo profundo, lo que prevalece es la necesidad de sentirse estrujado de cariño y saberse en unión.
     En la prisa de nuestros deberes para cumplir con un sinfín de compromisos en aquello que requiere verse, en lo tangible, en lo material, porque honestamente no quisiéramos quedar mal o ser criticados, ahuyentamos el encuentro con lo significativo y memorable para nuestro regocijo.
     Cuando colgamos coronas de pino, decoramos arbolitos, encendemos velas o sonamos campanas, damos a nuestras casas una hermosa ornamentación cada vez más innovada y recreada por la tecnología. Sí que es disfrutable e impacta visualmente por su colorido, sin embargo, repito, nos impulsa a huir de lo que aflige.
     Entra el invierno, lo percibimos y lo sentimos frío; buscamos bajo todos los medios impedir que se acerque, sin saber que, en esencia y en auténtico origen, coronas de pino, abetos, velas, piñas, campanas, son ornamentos que significan y son símbolos que buscan la perduración de la primavera a pesar del invierno y el colorido una “oda” a la palabra Navidad.
De verde se viste en búsqueda de la esperanza….
De amarillo, oreo, dorado, color sol, espigas maduras de trigo que tintinean prosperidad y felicidad.
De rojo, color fuego, expresión de amor divino, generosidad sin límites…
De blanco, transparencia, delicadeza de cristal, color de fe e iluminación…

     Esta es la alquimia que deseo hiberne en su interno, al menos, en lo que retorna el SOL.
     Hoy te agradezco a ti Directivo, a ti Coordinador de las diferentes Áreas, a ti Jefe de Academia, a ti Jefe de Experiencias, a ti, asesor, a ti administrativo, a ti personal de limpieza, a ti personal de vigilancia, a ti docente…por el esfuerzo puesto en el desempeño de tus funciones, por el trabajo realizado para cada una de tus actividades, eres pieza fundamental en el camino que recorremos juntos para contribuir en la formación de todos quienes confían en lo que “somos “ y “hacemos”: alumnos y padres de familia.
     Sí, te agradezco por ello, porque se orienta y busca que el objetivo sea común.
     Sin embargo, nada de lo que es tu rol para el desarrollo de tu labor sería sin tu persona y por ella es que agradezco más. Por la dedicación a la persona de los alumnos, por lo que contagiaron tus emociones, por lo que comunicaron tus conocimientos, por tus herramientas puestas a su servicio, por tus dones personales, una vez más gracias.
     Y muy en lo personal desde la encomienda que me fue asignada, te agradezco la mano extendida y la sonrisa en la adversidad, que hoy se transforman en fuerza para mejorar.
     Finalmente, comparto el siguiente pensamiento:
     “Toda persona tiene una vocación o misión específica en la vida. Toda persona debe llevar a cabo un designio concreto que exige su cumplimiento. Por ello es irremplazable, y su vida irrepetible. De este modo, la tarea de cada persona es única así como la oportunidad específica de realizarla”
     Estoy cierta que la comida que les ofrecemos con mucho cariño, nutrirá su cuerpo físico, nutran de amor el alma con aquellos a quienes quieren y le ha tocado compartir su vida. Muchas felicidades a todos.

De izquierda a derecha, de pie: Mtro. Xavier Recio, Mtra. Ma. de los Ángeles Díaz Rodríguez y Lic. Jorge Ortega
    

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