lunes, 30 de julio de 2012

Maripi de Uriarte Lorente

      Mis esperas
      Llegué a San Antonio Tlalixcoyan con muchas expectativas, con miedos, con pensamientos inciertos, tenía un sin fin de dudas acerca de cómo me sentiría, si mi cuerpo soportaría la presión del día a día, pero sabía que a pesar de eso mi objetivo era dar mi cien por ciento y aún más, el Magis.
      Sé que la vida no es sencilla y lo que viviría se quedaría plasmado en este capítulo de mi vida, estaba segura que iba a encontrarme con algo desconocido, tendría que adaptarme a una vida diferente, una vida sin comodidades y formaría parte de una familia distinta a la mía durante una larga semana.

Lo vivido
      El primer día nos presentaron a nuestras nuevas familias con las cuales emprenderíamos tareas similares a las suyas, nos enseñaron un poco acerca de cómo vivían, en qué trabajan, cómo ganaban el sustento para poder empezar a realizar nuestro trabajo.
      Las personas nos recibieron de la mejor manera, nos ofrecieron sus hogares, su alimento, colaboré de la mejor manera y conforme pasaron los días aprendí cosas nuevas que sé que jamás hubiera realizado dentro de mi hogar, tareas tales como: ordeñar una vaca, arriar a los becerros, alimentar al ganado, montar a caballo, trabajar con ellos en equipo operativos y colaborativos para mejorar su comunidad y llevarles nuevos conocimientos.

Mi reto
      Aprendí a caminar largas distancias bajo el sol y de esta forma valoré cada cosa que tengo en mi casa.

Aprendí
      Cualquier persona creería que nosotros iríamos a enseñarles, pero para nuestra sorpresa fueron ellos quienes nos enseñaron a nosotros una gran lección de unidad, de compromiso, de solidaridad, de esfuerzo, de empeño, de poder implementar cosas diferentes si no se tienen los recursos necesarios o a la mano, de que valoran cada cosa que la vida les ha otorgado, que así son felices, que no necesitan de nada más para decir que sus vidas están completas, están conformes con sus trabajos, con su estilo de vida, con su forma de alimentación, con la falta de tecnología, en fin, con todo.
      Aprendí una gran lección, que la vida no es injusta, simplemente a algunos nos toca estar arriba de alguien más, pero debajo de otro, que siempre tenemos que agradecer cada cosa que tenemos porque no sabemos si alguien más está careciendo de ello, que si no aprendemos a ser felices con lo que tenemos jamás viviremos en paz, siempre estaremos luchando contra la corriente, sabemos que está bien querer alcanzar un poco más, pero debemos estar conscientes de que la vida nos ha dado mucho y que con el simple hecho de estar rodeado por gente que nos ama es grandioso, y que, a fin de cuentas, algún día nos será recompensado todo nuestro trabajo.

      Gracias
      Después de una larga semana concluí que cada persona que conforma esa comunidad me brindó su amistad, su cariño de forma incondicional y entrañable.
      Es algo que nunca olvidaré, que dejó una huella en mi corazón, una parte mía se quedo allá, esa parte que queda en el recuerdo, fue una gran experiencia que si no la hubiera vivido, no podría entender el concepto e importancia de este Proyecto Rural.

0 comentarios :