jueves, 31 de enero de 2013

Bruno Stuger Villalpando

El bien y el mal nunca han sido enteramente definidos y en realidad estos dos términos están ligados al subjetivismo y a la capacidad de tomar buenas decisiones.
La vida es sencilla, se toman decisiones en todo momento, sin embargo, no siempre puede ser la decisión adecuada; ese es el término adecuado a la situación que requiera de esta decisión. No es lo mismo decidir qué playera ponerte en las mañanas, que decidir qué carrera estudiar o qué hacer ante un embarazo no deseado, por ejemplo. Sabemos que estamos tomando una buena decisión si ésta es adecuada.
Son sencillos los pasos para tomar una decisión, aunque no sea sencillo decidirse a realizarla o la situación que esta implique. En primer lugar, necesitamos considerar las consecuencias que ésta traerá consigo, ya sean a manera de ventajas o desventajas. Puede que parezca una buena decisión, pero al momento de evaluarla, todo puede cambiar y podemos darnos cuenta que en realidad tendría más efectos negativos para nosotros. Habrá ocasiones en que los efectos que son negativos para ti, sean buenos para los demás, como aquellas decisiones realizadas pensadas para y con el otro; por ejemplo, donar nuestra ropa a aquellos que carecen de ella.
Después de evaluarla, ya que estemos seguros de sus pros y contras, entonces debemos de pensar, desde mi punto de vista, éticamente –desde aquel momento en que cursé la materia de ética, me di cuenta que ésta es la raíz de una buena decisión– podemos estar tomando una decisión que tenga muchos beneficios para nosotros, pero puede que los demás salgan afectados. Es un hecho que siempre que decidamos algo, va a haber alguien más afectado, sin embargo, tenemos que procurar que no sea de manera negativa.
El meollo de una decisión ética  consiste en que esa decisión la realices tomando en cuenta siempre a los demás. Alguna vez decidí que me compraran cierta prenda con el dinero de una donación que íbamos a realizar mi familia y yo; me sentí terrible, pero claro, esto fue antes de cursar Ética.
Pero, ¿qué significa pensar en el otro a la hora de decidir? No significa, por ejemplo, que tengas que darle toda tu ropa o posesiones a los que menos tienen. Puede que sea una decisión personal, sin embargo, la clave es tomar una decisión con la cual creamos que nadie, o los menos posibles, saldrán perjudicados o si se puede, incluso, que también se vean favorecidos con la decisión. Encontrar la manera de no afectar a los demás, y también de no afectarte.
Así que la próxima vez que vayas a decidir, como todos hemos visto en los carteles de la Ibero, “detente, piensa y actúa”, verás que lo que parecía ser una decisión adecuada puede ser que ya no lo sea tanto.
“Decide bien, decide por el otro, decide adecuadamente, decide éticamente.”

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