viernes, 15 de febrero de 2013

María del Pilar Jiménez Santander

Tan fácil decirlo. Tan difícil hacerlo.
Tan fácil pensarlo. Tan difícil asimilarlo.
¿Cuántas veces no hemos escuchado o dicho: "El tiempo es sabio", "El tiempo cura
todo", "El tiempo decide todo". ¿Qué pasa cuando te desvives por una cosa o alguien y
decides no presionar la situación por miedo a saber que puedes echar a perder todo, o
por qué simplemente decides dejar al "tiempo actuar"? ¿Y si otra persona llega y obtiene
lo que tanto has anhelado durante un largo tiempo por el simple hecho de no haber
actuado? ¿O si decides intervenir en el futuro, presionar la situación y que después todo
salga mal? No sé con exactitud cuales son las probabilidades de que suceda "algo bueno"
o "algo malo", todo depende de la situación, de la persona o en ocasiones de ambas. Sólo rueda por mi mente
que no debes de dejarle todo tu destino al tiempo, ni mucho menos presionar la situación, sólo debes actuar con
delicadeza en los momentos que creas necesarios, desear lo mejor con el tiempo; y si obtienes lo que esperabas,
que sientas una satisfacción enorme como si la hubieras obtenido al momento de desearlo, y si no obtienes algo,
pensar que todo se acomoda en tu destino por una buena razón y para una lección.
¿Quién sabe con certeza lo que pasará mañana, en una semana, en un mes, o mejor dicho en un año?
¿Quién puede asegurar que dos personas estarán juntas, o que hayas tomado una decisión correcta? Sabemos
que un año pasa rápido, y que ahora todo este tiempo se ha convertido en un momento esperado, inalterable. Al
final, sea cual sea la realidad, siempre se encontrarán ligados, ya que esa persona ha entrado en tu vida y tú has
entrado en la suya, un motivo más para una sonrisa.

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