viernes, 8 de febrero de 2013

María de los Ángeles Díaz Rodríguez

Nos encontramos a escasas semanas de cerrar no sólo este primer semestre del
ciclo escolar 2012-2013, también un año más. Las actividades planeadas dejaron de ser proyectos; una a una, en sus diferentes contextos han generado aprendizajes de gran significado, de acuerdo al testimonio de quienes las han experimentado.
Deseamos hombres y mujeres completos, por tanto, “abrirse a la experiencia” es un desafío al encuentro con uno mismo desde las dimensiones intelectual, física y espiritual.
Mostrar el grado de experiencia y conocimiento de algún tema en específico a través de la exploración e investigación generan una transformación en el conocimiento que les permite a nuestros alumnos comunicar “el saber hacer”, sin embargo, lograr la comprensión del ser humano en su totalidad no puede ser sin que se promueva un espacio para potencializar la necesidad de los dones, aquellos que se tienen que descubrir
porque “hacen lo divino que tiene el Hombre”. Participar en un contexto dinámico brinda
la oportunidad de manifestar lo bello que llevan en su interno, porque es parte esencial
de su “saber ser”
Aprender, no sólo se trata de la recepción y acumulación de información sino también de desarrollar la habilidad que genere una alta disposición para el esfuerzo; encontrar la motivación básica que sea fuente inspiradora para percibir la realidad en una forma distinta, preocuparse y actuar por el otro, tener la capacidad de aprecio, darse cuenta, aceptar e interesarse, insisto, por “abrirse a la experiencia”.
Esta emisión de nuestro boletín demuestra con los escritos de nuestros colaboradores, la manifestación de las dimensiones que forman en lo integral a los jóvenes estudiantes que mantienen una incesante búsqueda por el descubrimiento y desarrollo de todas sus potencialidades.

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