viernes, 15 de febrero de 2013

Claudia Estrada

Desde el inicio del curso escolar, nuestra maestra del Taller de Cocina nos había platicado que iríamos a visitar a los niños con cáncer al Hospital Regional de Veracruz y que para ello  aprenderíamos a preparar   refrigerios para llevarlos  a sus papás.
Nos organizamos en equipos, cada equipo cocinaría algo diferente, guisos que después  pondríamos en una cajita junto con la demás comida que habían preparado los otros equipos.
Me pareció una muy buena idea llevarles comida a los papás de los pequeños, porque, los papás día a día se encuentran cuidando a sus hijos, ellos se desgastan también tanto física como mentalmente y la mayor parte del tiempo no tienen momentos  para comer por estar atendiendo a sus hijos.
La maestra nos propuso que mientras estuviéramos con los niños, les pusiéramos una actividad de manualidades y la realizáramos con ellos :  hacer un borreguito con material reciclado.
Llegó el día,…
Llegamos al hospital con toda la energía que teníamos y por supuesto la comida y con el material necesario.  Les fuimos entregando a los papás el refrigerio que todos mis compañeros y yo habíamos preparado. Después nos dirigimos en equipos a los diferentes cuartos en donde se encontraban los niños en sus   camas.
Encontramos  niños muy pequeños, les regalamos un peluche y les tratamos de ofrecer  palabras de consuelo y acompañamiento a sus papás.
Estuvimos en una sala de juegos, donde los niños que están menos graves juegan. Ahí les ayudamos a armar un borreguito y convivimos con ellos.
El regalo…
Fue una experiencia con muchos sentimientos encontrados, se me hizo muy triste ver a los niños llorando del dolor en sus camas, a un niño pequeño que quería comer un pambazo pero no podía porque en pocas horas entraría a quimioterapia y yo no pude encontrar las palabras adecuadas para consolar o para que sus papás se sintieran mejor.
Por otro lado, me sentí muy bien porque pude compartir un poco de mi tiempo jugando con eso niños, ayudándoles a que aunque sea por unos minutos se olvidaran del sufrimiento y el dolor que  provoca esa terrible enfermedad.
Ojalá este tipo de actividades sean más frecuentes, pero sobre todo las hagamos más personas.
Nosotros por nuestra parte nos propusimos volver a visitar el Hospital y volver a llevarles un poco de esperanza y compañía  a esas familias.

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