viernes, 15 de febrero de 2013

María Rosa Gil Mena

Lo primero que pensé al escuchar Experiencia Rural fue ayudar, trabajar, aprender, se me vino a la mente y lo relacioné con misiones y si así fue…
Todos en general  teníamos los mismos sentimientos antes de ir y era miedo, miedo al cambio, a la comida, al contexto, a las personas, tal vez al baño, porque muchos nunca habían salido de su entorno o su pequeño “mundo”.  Pero al llegar a Domingo Arenas nuestra forma de pensar empezó a cambiar desde el primer momento que lo pisamos, al ver cómo la gente nos recibió con toda la alegría y entusiasmo nos hicieron sentir felices y entusiasmados.
A mí me tocó una familia realmente maravillosa en la comunidad de Santiago,  la señora se llama doña Paulina y es una mujer admirable, el señor se llama don Felipe y es uno de los hombres más trabajadores que he conocido; ellos tienen 6 hijos de los cuales 2 se fueron al extranjero a trabajar, estos casos son muy comunes en comunidades como esta.
Desde el  primer día la familia nos hizo sentir como en casa, fue increíble como sin conocernos, sin saber nada de nosotros, nos abrieron las puertas de su casa y nos dieron todo lo que pueden simplemente para hacernos sentir felices. Ellos se dedican al campo a mi me tocó ayudarlos a cortar milpa y realmente es un trabajo muy duro, también los ayude a amogotar la milpa que ya estaba cortada, y a recolectar frijoles.
Empecé a valorar al ver lo cansado que es su trabajo, lo que cuesta hacer una simple tortilla, los procesos largos que lleva desde sembrar hasta piscar y desgranar el maíz, cuando en la ciudad llegas a una tienda y compras un kilo de tortillas; es realmente admirable su trabajo.
 Algo que me llamó la atención fue su forma de vivir y sus ganas de seguir adelante; era impactante ver como todos los días amanecían felices, de buenas, con actitud a pesar de que estaban cansados del trabajo que realizan: ellos son mi motivación, de verdad eso me marcó y me puse a pensar, ¿porqué la mayoría de la gente en la ciudad amanece de malas, con flojera, cansada cuando su trabajo no se compara con lo que ellos realizan diario? Ellos son un ejemplo, nos enseñaron a vivir, a disfrutar, a gozar, a valorar porque ellos, con lo poco que tienen, son plenamente felices y nosotros, muchas veces, a pesar de las comodidades que tenemos, queremos más y se crea una inconformidad que nos llega a hacer infelices y a no permitirnos disfrutar lo que realmente es la vida; me enseñaron la verdadera riqueza que es el amor en todos los aspectos, el amor al prójimo, el amor a la vida, a la naturaleza, a la familia, a Dios.
Fue una experiencia increíble e inolvidable que agradezco a Prepa Ibero por darnos porque provocó que se sembrara una semilla en el corazón de cada uno de nosotros que creó un cambio positivo en nuestra vida para transmitirlo a los demás.

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