viernes, 12 de abril de 2013

Valeria Corona


Hace algunos meses, mi mamá y yo vimos juntas una película que nos gustó mucho; se trata de Ágora, una cinta realizada por Alejandro Aménabar, el mismo director de Mar Adentro y Los Otros; hecha en el 2009 y con colaboración del Ministerio de Cultura del Gobierno de España así como con el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA, 2013) de España.

El contexto histórico en el que se desarrolla la película es el comienzo de la caída del Imperio Romano, a finales del siglo IV d.C. La historia de esta película toma lugar en Alejandría, Egipto, que todavía conservaba parte de su riqueza arquitectónica, cultural, y que poseía una de las siete maravillas, el Faro de Alejandría y donde también se encontraba la Biblioteca de Alejandría, la más grande y antigua conocida. La Academia, que fue fundada a principios del siglo III a.C., por Demetrio Falerio, consejero de Tolomeo I Soster, quien gobernó Egipto después de Alejandro Magno, la llamó “El Museo(*)” inspirándose en el “Liceo” establecido por Aristóteles en Atenas para fomentar la investigación científica (Redalyc, 2013).

Ésta, no sólo era un lugar de conocimiento y enriquecimiento cultural, sino que era donde se alababan a los dioses. Es aquí donde el personaje, que en lo personal, me parece admirable, Hipatia de Alejandría, quien fue matemática, filósofa, astrónoma y la cabeza de la Escuela neoplantónica de Alejandría, impartía clases de filosofía y matemáticas(wikipedia, 2013).

No les cuento la película para que, si tienen la oportunidad, la vean, pero lo que sí, es que Hipatia me conmovió, porque aun en la situación en la que vivió, la mirada del mundo cristiano hacia ella de pagana, bruja y mujer, la hizo reafirmar ese único y apasionado propósito que tenía en la vida: resolver un problema físico-matemático. El seguir formulándose todas la preguntas posibles sobre aquel lugar profundo y estrellado que tenía sobre de ella, y continuar revisando las obras matemáticas de los grandes pensadores como Ptolomeo, Diofanto, Apolonio, etcétera, para encontrar una posible respuesta a ¿qué hace que todo objeto, animal o persona esté sobre la tierra, esa causa primera que hace que los pies estén pisando eso que hace que todos los objetos estén sobre él y que también los atraiga?

Aquella mujer me inspiró las ganas de saber y de en vez de tener todas las respuestas, preguntarse y asombrarse por estos fenómenos cotidianos.

Curiosamente, murió en el mes de marzo del año 415 en Alejandría(Escandón, 2013). Escribo esto por que la razón por la cual murió fue exactamente esa: el tratar de explicarse e inventarse el mundo de otra manera que no fuera con un o unos dioses, sino la posibilidad de darle un sentido diferente a las explicaciones.

Hoy en día muchas mujeres mueren en todo el mundo, no se respetan sus derechos y no se ha logrado, en pleno siglo XXI hacerlos valer. No se necesita recordarle al mundo todos los 8 de marzo que aquí estamos, somos, y tenemos la fuerza y las ganas de inventarnos la vida.

Sintámonos apasionadas por la vida y seamos libres, siempre.

Referencias:
ICAA (2013). “Cine y Audiovisuales”. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Consultado el 3 de marzo de 2013 en
http://www.mcu.es/cine/CE/InfGeneral/GestionMinisterio.html *: Lugar donde se cultivaban las musas.
Redalyc (2013) “El Liceo” Consultado el 3 de marzo de 2013 en
http://redalyc.uaemex.mx/pdf/281/28100209.pdf
Wikipedia (2013) “Hipatia”. Wikipedia, la enciclopedia libre. Consultado el 3 de marzo de 2013 en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Hipatia
Escandón C. (2013)“Biografía de Hipatia de Alejandría”. Historia de las matemáticas. Consultado el 3 de marzo en http://www.astroseti.org/articulo/3515/

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