viernes, 12 de abril de 2013

Andrea Franco Cobos

Un año de intercambio… ¿Qué es lo primero que viene a la mente? Nuevo idioma, nueva familia, nuevo país, nueva gente, diferente comida y forma de pensar, nuevas experiencias y diversión. Pues mi año de intercambio me ha hecho cambiar como persona totalmente, yo pienso que desde el momento en que tomas la decisión de ser estudiante de intercambio das un paso más en el camino de la vida. Primero que nada no sabes a dónde vas a terminar, por ejemplo en mi caso, sabía que iba a vivir en Alemania, pero jamás se me ocurrió que me iba a tocar vivir en un pueblo de sólo 300 habitantes, sí, claro, ¿qué se puede hacer en un pueblo de ese tamaño?, fue lo primero que se me ocurrió. Pero cuando llegué me di cuenta que era un año en el que estaba dispuesta a hacer cosas totalmente diferentes y entonces así lo hice. Salía a andar en bici por el pueblo de un lado a otro, iba a cortar maíz con mi papá, cosa que en la vida iba a hacer en México, vivo de una manera totalmente diferente. Afuera de mi casa tenemos miles de frutas y verduras, tenemos conejos, patos, gallinas y una parte de nuestra comida viene de ahí, ¡a mí me encanta! Es algo que nunca hubiera imaginado, pero que ahora que lo experimento, digo: es un año diferente, hay que intentar y disfrutar absolutamente todo.

Las experiencias que se van formando a lo largo del intercambio son inolvidables, por ejemplo, el sentirte parte de la nueva familia es algo increíble porque de verdad cómo es posible que llegues un día con tres personas que en tu vida has visto y tengas que vivir en la misma casa por un año entero? O que llegues sin hablar el idioma y hasta la fecha darle el avionazo a la gente porque sinceramente no entiendes del todo lo que están diciendo. Pero eso sí, el chiste de ser un intercambista es estar dispuesto a equivocarte y reírte de lo que te equivoques, que si dijiste toda la oración mal, o te caíste “patinando“ en la nieve, da igual, sólo sonreír y seguir adelante.

Es una experiencia inolvidable y de lo que más disfruto es poder conocer a los demás estudiantes de intercambio, porque es padrísimo aprender de las culturas de todo el mundo y hacer amigos de todos lados, y eso sí, morirte de risa de cómo cada quien ha tenido experiencias totalmente diferentes a las tuyas pero que de una u otra manera se conectan y puedes comprenderlos perfectamente bien.

Ah, y eso sí, el tiempo se pasa volando totalmente, me acuerdo como si fuera ayer cuando me estaba despidiendo en el aeropuerto de mi familia y cuando llegué a Alemania con los demás estudiantes con cara de: ¿ahora qué hacemos?, y me ponía a pensar cuántos meses me quedaban, y cómo le iba a hacer para sobrevivir, pero ahora ya voy más de la mitad, sigo viva y he aprendido muchísimo y en lo que menos pienso ya voy a estar de regreso. Así que lo único que puedo decir es que han sido los seis meses de mi vida con más experiencias y cosas nuevas que he vivido, desde ver la nieve por primera vez, hasta aprender alemán porque si no hay forma de sobrevivir .

Ser estudiante de intercambio es darle un giro de 360 grados a tu vida!

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