jueves, 10 de abril de 2014

Giovanna Escobedo Galán

     La ciudadanía comprende un gran número de obligaciones y derechos que sirven para que todo funcione correctamente.
     A partir de los 18 años la ciudadanía se adquiere y podrás gozar de todos los derechos que conlleva como: participar públicamente dentro de tu país (votar y ser votado) ya que se supone que a los 18 años adquiriste la suficiente madurez para saber elegir con responsabilidad y conciencia.
     En una democracia, tú (mayor de 18 años) debes votar por la persona con la que estés de acuerdo por su plan de trabajo e ideas que mejorarán el país y/o comunidad donde vives.
     Según Edward Suchman y Herbert Menzel, en el libro Metodología de las Ciencias Sociales: “En todos los grupos minoritarios, sea cual sea el índice utilizado, la identificación al grupo >>intensifica<< la conformidad con la tendencia general del grupo; esto significa que dependiendo de a qué grupo social perteneces tu voto va a ir, ya que te sientes identificado o relacionado con esa persona o partido político”.
     Cuando éramos colonia, España nos tenía sometidos sin derechos a la salud, comida, hogar, entre otras cosas. Esta situación nos impidió luchar por nuestro país porque ser ciudadano también significa ser miembro de una comunidad. Sólo a los españoles se les otorgaban ciertos derechos porque eran “superiores” a nosotros, y en realidad, en astucia lo eran porque supieron cómo abastecerse y explotar todos los recursos naturales con los que contábamos (mientras ellos se volvían más ricos nosotros éramos esclavos en nuestro propio país).
     Cultural socialmente.
     Si hay algo que me molesta respecto a este tema es que destruyeron toda nuestra cultura y las tradiciones que teníamos.
     Modificaron todas las pirámides colocando una iglesia en su cúspide y en lugar de que nos sintiéramos ofendidos, adoptamos esa nueva religión que nos metieron en la cabeza diciéndonos que las prácticas que eran propias del país estaban erróneas y que era mal que siguiéramos adorando a nuestros dioses porque eran del “demonio”. Hasta la fecha las personas continúan asistiendo a rezar con todo el orgullo mexicano porque es “un gran y hermoso atractivo turístico” sin pensar y analizar que esos lugares no fueron construidos por mexicanos sino por españoles y que esto provocó la destrucción de nuestras raíces y de nuestra verdadera cultura.
     Un claro ejemplo de esto y que tenemos muy cerca es el de Cholula, en la que hay cientos de iglesias sobre restos de pirámides ya cubiertas por hierba.
     Cada persona tiene el libre albedrío de saber en qué creer, porque ciudadanía es formar parte de una comunidad y una comunidad tiene diversidad.
     Socialmente.
     Explotaban a los indígenas a tal grado que fueron desapareciendo por graves enfermedades y cansancio extremo. De todas las personas que vivían en la Nueva España, la minoría era indígenas. Era muy difícil encontrar a uno y cada vez que los españoles lo hacían los obligaban a trabajar porque ya no tenían a nadie que rascara las minas ni que atendiera sus haciendas.
     Los indígenas se rindieron totalmente y sólo los mestizos, únicamente para su propio beneficio, comenzaron con la independencia; utilizaron un estandarte de la Virgen de Guadalupe para atraer a la muchedumbre, que se sintieran acogidos y de esta manera hacerlos luchar por un bien común: la libertad.
     Después de varios años de contienda la lucha finalizó, pero hasta la fecha seguimos siendo los sirvientes de Estados Unidos. No creo que exista totalmente la ciudadanía porque la mayoría de las veces el voto de las personas durante las elecciones no se cumple, porque los partidos políticos meten mano a los votos o sobornan a los ciudadanos para comprar su voto (con despensas, vales, dinero, productos de los fideicomisos, entre otros). Dejan que pasen por encima de ellos y lo han hecho por varios años. Sé que hay muchas personas que quieren cambiar esta situación y que ponen en tela de juicio actos que son sospechosos, pero si el pueblo no está verdaderamente unido no podremos poner orden a todo lo que está pasando y lo que pasará.
     ¿En verdad existe la ciudadanía en México?
     
     Referencias:
     Suchman, E., Menzel, H. (1985). Metodología de las Ciencias Sociales. Barcelona: Laia

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