jueves, 24 de marzo de 2011

Fernanda Roacho Cortés
Cuarto semestre
     Pertenecer a una institución con inspiración jesuita y, al mismo tiempo, al ser miembro del grupo ignaciano, el vivir un Campamento Existe se vuelve parte de mi formación, por esto he vivido más de una ocasión la experiencia. En cada una he aprendido algo distinto que me hace tener ganas de seguir con mi formación y así, aprender más para encontrarme conmigo misma y descubrir mi principio y fundamento, y qué tipo de alegrías llenan mi vida.
     En el primer campamento sólo me preocupé por pasarla bien y no entendí realmente el sentido de éste y en qué me podía ayudar; a pesar de eso, sí me sentí invitada a vivirlo otra vez. Entonces caí en cuenta de que el primero había sido un desperdicio de mi parte y que en éste debía desempeñarme de buena manera para encontrar lo que el campamento me ofrecía, en esta ocasión me hizo falta tiempo y, de verdad, qué bien me hizo. Empezando por notar cuales de mis actividades, cosas, personas y sentimientos son los que conforman mi vida, los que me hacen vivir del modo en que lo hago; enseguida pude notar que hay cosas que realmente no valoro y que sin ellas no tendría un cierto sentido mi vida y que, como dice San Ignacio, debemos encontrar siempre algo por qué vivir. Una actividad que me hizo pensar lo afortunada que soy: me amarraron los pies por un par de horas; a otros compañeros les taparon los ojos, les amarraron las manos y a otros más los ataron con otra persona, de tal manera que todos estuviésemos faltos de un sentido o parte del cuerpo; con esto me di cuenta que hay personas que realmente viven así y llegan a tener un motivo de vida más y es que, viéndolo desde un punto realista, ¿cuántos de nosotros no nos fatalizaríamos cuando, después de estar completos, perdiéramos algo de nosotros que nos hace extraviar un motivo de vida, sin darnos cuenta de que realmente todo está en uno mismo, en sus alegrías y en su ser como tal?
     Como dije al principio, cada vez me doy cuenta de muchas cosas que me ayudan, en mi día con día, a darle un nuevo sentido a mi vida, algo que me haga sentir satisfecha y que a su vez me haga sentirme bien conmigo.
     El campamento Existe es una muy buena experiencia que todos los que quieran reflexionar un poco sobre su acontecer diario y su motivo de existencia, deberían vivir.
     Además, consigues una convivencia más abierta entre compañeros.

0 comentarios :