jueves, 12 de mayo de 2011

Gustavo Filobello
     Una de las experiencias más enriquecedoras y satisfactorias que he tenido hasta el día en que escribo estas líneas, ha sido el haber asistido a la comunidad de Loma de las Flores en el municipio Martínez de la Torre.
     Honestamente, al principio se me hizo algo indiferente y hasta un poco tediosa la situación, pero con el paso de los días, ya en la comunidad y en medio de la gente, mi percepción fue cambiando mi manera de pensar, hasta el punto de estar profundamente agradecido con cada uno de los habitantes, en especial con la familia que me acogió.

El conocimiento:
La forma en que se trabaja con los cítricos es fenomenal. La naranja y el limón son el soporte de toda la comunidad; también es impresionante todo el proceso que se lleva a cabo para la distribución de los mismos. EUA, Europa y Asia son algunos de los mercados a los que se mandan los frutos y con los que hay convenios muy interesantes.

Digno reconocimiento:
     Algo que también sorprendió fue la cantidad de personas en la zona; ¡es la comunidad con menos habitantes que conozco! Sólo 300 personas, pero que viven dignamente, son humildes y muy trabajadoras: campesinos de Veracruz.
     ¡Gracias Loma de las Flores!

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