sábado, 14 de mayo de 2011

Diana Carrillo Sosa
     Alejandro Licona (México 1953) presenta en Las negras intenciones, la historia de Luisa, una chava que acuerda una cita con Fabián en una esquina de la Zona Rosa de la ciudad de México. Luisa llega primero y, mientras espera a su cita, se aproxima otra mujer que la empieza a insultar debido a que la confunde con una prostituta. Aparecen otros personajes, que de igual forma piensan que Luisa es una mujer dedicada a la prostitución. Cuando Luisa se cansa de esta situación y decide marcharse, llega Fabián, quien comete el error de confundir a Luisa con la piruja que minutos antes la insultaba. Luisa trata de explicarle la situación a Fabián, pero él no le cree y termina quedándose con “La Pati”.
     Uno de los principales temas que se abordan en esta obra teatral de un acto, es la falta de empleo, ya que cuando Luisa explica que no es piruja, sino licenciada en administración de empresas, la sexoservidora le contesta que es doctora en letras hispánicas, que la de adelante es odontóloga y su relevo es ingeniera química. Esto refleja que, aunque estén preparadas profesionalmente y tengan un título, la falta de empleo en el país no les ha permitido conseguir un trabajo digno ni la oportunidad de desarrollarse profesionalmente, orillándolas a dedicarse a la prostitución para poder vivir.
     El lenguaje usado por el dramaturgo mexicano juega un papel importante como marcador social, pues refleja que aunque ambas mujeres están preparadas profesionalmente, una de ellas (la piruja) ha tenido que pasar por situaciones difíciles y ha tenido que aprender a defenderse, y, en consecuencia, utiliza un lenguaje vulgar. Por el contrario, Luisa ha corrido con más suerte y puede ejercer su profesión, por lo que está acostumbrada y utiliza un lenguaje más educado.
     Me parece que la cuestión abordada en la obra es muy seria y realista, ya que en nuestro país muchas personas terminan sus estudios, pero cuando salen de la universidad no encuentran trabajo, lo que las orilla a buscar otra forma de ganarse la vida, ya sea, como en este caso, prostituyéndose, o bien, robando, secuestrando, estafando, etcétera. Esto, a su vez, refuerza los grandes problemas que sufre el país: pobreza, migración, delincuencia.

Licona, A. (2000) en Román Calvo, N. Teatro para amantes del teatro. México: Árbol Editorial. pp. 7-16.

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