sábado, 14 de mayo de 2011

Samantha Arredondo Rivera
     Ridículamente, ya no quiero estar aquí.
     Yo me fui, encadenada a las alas del suplicio, atada a las muñecas de una niña que nunca las jugó, de la tormenta de verano, de todo lo que no ha sido, de todo lo que ahora dejo ir.
     Me he ido y te he dejado en el silencio de mi ausencia, ¿Pues a quién le retumbarán tus palabras, sino a las paredes de tu soledad?, fugaz y entrometido, sin sentido ni control, estás de mal humor, y yo, ya me he ido.
     No quiero hablar, ni con esas rosas muertas, ni con esas viejas fotos, no puedo imaginar lo bello del amor cuando tu boca sigue golpeando mi cabeza, la sigue lastimando, le sigue diciendo adiós.
     No quiero más palabras, ni retumbos en mi mente, de esto es de lo que huyo, y aunque te ame tanto, seré feliz sin ti.

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