sábado, 14 de mayo de 2011

Germán Peregrina Tame

     Cuando la Luna se asoma dichosa
     en el crepúsculo de su alma
     y abraza a las insignificantes
     chispas de sus ojos
     llenas de radiante y sutil luz
     atraída de la simple grandeza
     del magnífico cuerpo de luz,
     las chispas blindadas de reflejo,
     creciendo a cada parpadeo
     y por siempre caminando
     en los destellos de la Luna.

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