martes, 31 de enero de 2012

Carlos Schmidt Alvarado

     En esa cama tendida estaba yo como quieto e inerte, enfermeras me rodeaban mientras un extraño de blanco se me acercaba con una mirada cálida en su rostro, como si sintiera pena por mí pero no puedo hacerle llegar mis pensamientos y eso me destruye, porque es que lo entiendo pero no puedo contestar como quisiera. Día tras días visita tras visita. entraba y salía de aquel cuarto, de aquella cárcel que me encerraba, escuchaba cosas de vez en cuando cosas sobre un accidente y veía la tristeza de las personas y por más que intentaba decirles aquí estoy y estoy bien, no se preocupen, me destruía la impotencia, como si fuera un cuadro en el que quisiera estar pintado pero simplemente no es posible. Conforme los días pasaban sentí cómo mi existencia se debilitaba y escuchaba un sonido tintineante cerca de mí, el escalofrío aún corre por mi cuerpo..

0 comentarios :