martes, 31 de enero de 2012

Profesora María Guadalupe Campos Jiménez

     A uno días de celebrar un aniversario más de la Revolución Mexicana es importante hacer y generarnos un espacio de reflexión personal en donde nos demos la oportunidad de hablar con nuestro pasado, abrazar nuestro presente y discurrir sobre la posibilidad  del futuro, sin duda, coincidiremos que estos tres tiempos tiene acciones en común: poder, injusticia y muerte. ¿A caso  estamos condenados a continuar escribiendo una historia inmutable y persistente?
     Consideremos que nos hoy toca desde nuestro metro cuadrado, cambiar la historia, usar el poder para servir y ofrecer espacios de convivencia con los otros, trabajar por la justicia  siendo justos desde nuestra vida: haciendo con calidad lo que nos toca hacer desde donde nos corresponde  estar, desde donde nos implica convivir, reconocer las muerte como parte transitiva del proceso de la vida para resurgir, y no como una forma de desaparecer a los otros. Es necesario hacernos responsables de nosotros mismos y asumir nuestra historia como un acontecimiento necesario y urgente  para poder cambiar, y no como un lastre heredado de forma perpetua. Debemos cargar nuestro arcabuz de amor, esperanza, decisión , responsabilidad y compromiso, y adjudicarnos al mismo tiempo  el triunfo de una nueva revolución: la revolución del ser, estar y convivir en una sociedad donde el más pequeño necesita ser reconocido y concebir de nuevo su dignidad humana arrancada desde antes de ser concebidos, sólo así lograremos escribir una  historia distinta, la historia de los otros, de los callados y sometidos por el hambre, la pobreza y la enfermedad, sometidos por nuestros propios  olvidos y omisiones. Es momento de salir  y empezar a escribir en sus miradas una sonrisa que refleje un  estamos aquí…volvamos nuestros rostros al prójimo es tiempo de empezar  a cambiar nuestra historia.
     
 

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