viernes, 25 de enero de 2013

Rolando Ochoa Cáceres

Y en efecto, siempre es el movimiento.
      Se sacude, por momentos, la sociedad que ya no contempla; ahora actúa acompasada para realzar y enfatizar que al silencio se le ha mutilado, que el hastío mismo desde la tierra hasta las aulas, ha alzado las voces de quienes, en la señalada subversiva rebelión, hacen uso de su máximo derecho como lo fuera también un arma: la libertad.
      Este tiempo parece que ha dejado de ser nuestro, pero sólo parece.
La lucha nos dignifica aun más… Los caminos de la lucha ideológica nos envuelven en un mágico terreno donde en los ojos nunca se disipa la esperanza, la oportunidad de cambio, el cambio como evolución, como desarrollo para recuperar el diálogo de la justicia, recuperar el discurso de aquellos que no importando su género, su condición y sus intereses, repartieron sus ideales en caminos universitarios, artísticos y/o políticos para oponerse férreamente al ahogamiento del alma por intereses de pocos y de nada.
      Y aquí es donde la voz, la palabra, la escritura, la imagen y la organización civil conviven para no dejarse en el destierro, para alejarse del exilio que se murmura siempre aun en las ciudades, aun en las tierras donde la esperanza recorre los rostros colocándose en las arrugas de aquellos que claman ser nombrados y reconocidos en la lluvia o en los versos de la tierra.
      Las rebeliones no son subversivas; deben entenderse como el alzamiento de esa voz que a todos nos pertenece… las voces libres (o las rebeliones) son señaladas con rigor por pertenecer a la verdad sostenible en los pilares del arte y de las ideas, recalcando los matices de libertad en la justicia.
      Nunca minimizarse ante la mentira ni ante la injusticia. Siempre respetar las ideas, desarrollarlas o generar otras partiendo de la voz y del arte enfatizando las necesidades de la sociedad que se cree débil, que se maneja bajo la orden de la simulación, de la desinformación y de la cobardía.
      La lucha no termina en los muros, en las hojas o en los discursos; la lucha continúa porque muchos de nosotros tenemos la rebelión en los ojos.

0 comentarios :