lunes, 26 de octubre de 2009

Denise Vera (Área Salud)

En la ciudad podría resultar imposible el hecho de imaginar que una persona que aún no te conoce te espere con tanto entusiasmo aun consciente de que eso implicaría darte todo lo que tiene.

Sin embargo, eso fue lo que pudimos experimentar hace unas semanas, el hecho de llegar y ser recibidos como un hijo más para aquella familia, de recordar que lo que hace felices a las personas va mas allá de lo material, de recibir una sonrisa que te invita a darte la oportunidad de conocer otras costumbres, otros lugares: otras situaciones, de asumir tu responsabilidad de intercambiar experiencias, de enseñar pero también de aprender de ellos, de su vida de su trabajo, que, podría sonar repetitivo, pero te hace valorar la idea de la familia que en la mayoría de esos casos, por necesidad, falta para recibir un abrazo, con suerte, cada año.

Es para sentirse orgulloso que te reciban con la misma alegría con la que reciben a un hijo que hace años no ven y que te despidan con esa misma esperanza de que regreses pronto.

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