viernes, 25 de junio de 2010

REFLEXIÓN SOBRE EL ABP (Aprendizaje Basado en Problemas)
Mtro. Alfredo Loranca Santos
Abril de 2010

Es curioso que un buen problema sea algo deseable para aprender. Generalmente lo menos que queremos son problemas, pero ahora resulta que si deseamos que el aprendizaje sea significativo, necesitamos un buen problema. Ah, qué caray. Y el maestro debe ir a “conseguírselo” a sus alumnos y “entregárselo” para que, al enfrentarse a él, aprendan los angelitos.

     Estamos en Gales, pero no en la de Inglaterra, sino en una mítica del siglo VI: el mago Merlín (o algún otro mago conocido) quiere que Arturo (o algún otro aprendiz “famosón”) aprenda a resolver un problema, así que va y le busca un dragón. Sufre algunas vicisitudes (como hay en toda buena historia) pero logra superarlas y regresa en harapos, con la cara llena de arañazos, sangre en el brazo izquierdo, el pelo achicharrado, rastros de carbón en la nariz y en la mejilla derecha, jalando al dragón. Lo amarra a un árbol y se va a por Arturo. Arturo entra en escena resistiéndose, dice: “No, no” o algo parecido, pero Merlín lo domina, ¡dominó al dragón! ¿Cómo no va a poder con Arturo? Lo planta frente al dragón y desamarra al monstruo. Arturo está paralizado frente al dragón, asustadísimo, no sabe qué hacer pues no sabe qué se debe hacer cuando se está frente a un dragón. Si fuese un oso negro, por ejemplo, sabría que debe quedarse quietecito sin mirarlo de frente, conteniendo la respiración para que el animal pase de largo, si fuese una boa constrictor, patitas para qué te quiero, pero es un dragón y Arturo ni siquiera sabe que los dragones existen.

     Pues ahí vamos a dejar a Arturo. Que se las arregle como pueda. Como dice el dicho: “Lo que no te mata te hace fuerte”. Lo que aquí nos interesa es reconocer que sí existen los dragones. Precisamente son esos problemas a que los maestros enfrentan a sus alumnos con la “sana intención” de que aprendan. Lo valioso de esta práctica –nos referimos al ABP- no es la solución que se encuentra para ese problema en particular, sino que se aprendió a resolver un problema.

     Arturo tiene suerte porque sabe qué hacer ante los osos y las boas constrictor, así que muy probablemente saldrá airoso de su batalla contra este dragón, pues al menos conoce dos estrategias. Queremos decir, no es el mismo caso, pero cuenta con elementos brunerianos: puede ligar lo nuevo con lo ya dominado, puede formular hipótesis y tratar de probarlas para hallar un nuevo conocimiento.

     Y también tiene suerte porque su maestro es muy chipocles y no le fue a traer ni un oso negro ni una boa constrictor, pues sabía que Arturo hasta se iba a aburrir y no iba a aprender nada (porque no se aprende lo que ya se sabe). No, fue a por un dragón, que constituye una experiencia totalmente nueva para Arturo, con sus tres variantes fundamentales: relevancia, cobertura y complejidad. Un buen dragón. Un buen problema. Un aprendizaje chido.


Referencias:
Betancourt Morejón, Julián & Valadez Sierra, Ma. de los Dolores (S/F). Jerome Bruner: uno de los precursores de los estudios sobre estrategias cognitivas. Recuperado el 2 de abril de 2010 de http://educar.jalisco.gob.mx/06/6betan.html

Darkfallonline.com (S/F). Dragón rojo (Gráfico). Recuperado el 26 de abril de 2010 de www.darkfall.es/monstruos/dragon_g.jpg

Restrepo Gómez, Bernardo. (2005). "Aprendizaje basado en problemas (ABP): una innovación didáctica para la enseñanza universitaria". Educación y educadores,  Nº. 8. Colombia: Universidad de la Sabana. Recuperado el 1 de abril de 2010 de http://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=2040741

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