miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mtra. María de los Ángeles Díaz Rodríguez
Saludo con mucho gusto a todos nuestros lectores y nuevamente aprovecho y dedico este espacio de expresión para motivar unos instantes a la reflexión a propósito de las últimas desgracias suscitadas en muchas entidades de nuestro país en las que se pone de manifiesto la importancia de la acción concreta de todos nosotros, no sólo como ciudadanos, sino, esencialmente, como seres humanos para mostrar y expresar una actitud de solidaridad y compromiso con los más necesitados.
    De alguna manera, la tragedia de muchos, es evidencia del llamado que se nos hace para unirnos en esfuerzos claros y contundentes que den respuesta a las necesidades más básicas que todos tenemos. El solo hecho de mantenernos al margen y pensar que sean otros los que se ocupen de dar solución a problemáticas mundiales que nos aquejan, es un reflejo de la inercia e indiferencia por la que transitamos esperando que la velocidad en la dinámica de nuestras actividades sea el pretexto que nos coloque en un estado de no darnos cuenta de todo lo que nos rodea aparte de nosotros mismos.
    Sólo podemos ser y hacer para otros cuando estamos atentos y conscientes de lo que sucede, cuando estamos abiertos para salir del círculo de nuestros hábitos y crear nuevas respuestas que promuevan una resonancia positiva a las exigencias de nuestro exterior.
    En este tenor, la Preparatoria Ibero busca que sus alumnos respondan al ver la necesidad de vivir con significado y que en lugar de decir no a las situaciones, digan . Se trata de un gesto interior por el cual acepten vivir aquello que les haga crecer, sea agradable o desagradable.
    Deseo que las actividades que se han diseñado desde el área de Formación Humana, como los campamentos, experiencia social, experiencia laboral y experiencia rural sean herramientas útiles que les permitan poner en práctica todas las potencialidades con las que cuentan y que, a su vez, les ayuden a movilizar su inteligencia y afectividad para dar respuesta sin evasión a la realidad que les ha tocado enfrentar.
    En hora buena para quienes acaban de vivir alguna de estas experiencias y entregaron con ánimo, agrado y dedicación no sólo conocimientos, sino el corazón, para conocer y experimentar una realidad distinta a la suya.
    Finalmente, quiero agradecer a todas las familias que con su colaboración desinteresada apoyaron intensamente la ayuda para nuestros hermanos de Veracruz. Dios les bendiga por su compromiso y solidaridad.

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