miércoles, 23 de marzo de 2011

Manuel Pereyra
     David Hernández, Anel Canela y Leopoldo Buchanan, al “gran equipo” nos tocó vivir nuestra experiencia laboral en la planta alta de Plaza Américas, en el restaurante de comida rápida “McDonald’s.

El principio
     Nos citaron antes de los días de trabajo para un curso rápido de inducción y para conocer los requerimientos: ¡qué horror!, corte de cabello, uniforme y buena conducta.
     Nuestro primer día de trabajo nos sentimos emocionados y nerviosos al mismo tiempo, es una de esas sensaciones como cuando vas a saltar de un lugar alto, quieres y no quieres hacerlo. A mis compañeros los dejaron en el área de cocina y yo fui asignado al kiosco de postres. Todo en el establecimiento era estricto y rutinario, especialmente el lavado de manos. aún me duelen.
     Desde que llegué al kiosco me mostré positivo y receptivo en lo que me ordenaban hacer, ¡nadie pensaría que hacer un cono sencillo requiriera de todo un procedimiento! Ahí estuve con un compañero de 18 años, porque así me sentí con él, como un verdadero compañero de empresa, que llevaba seis meses trabajando y me comentó que su salario era de $1,200.00 pesos a la quincena por trabajar las ocho horas,(me pregunto aun hoy para qué le alcanza esa cantidad). A nosotros nos pusieron a trabajar seis diarias y ¡era un martirio!
     Otro día me tocó estar en la cocina, en “línea roja”, la cual se trataba de carne de res. y la otra línea es la “línea blanca”, en la cual se cocinaba el pollo, pays y patatas. La verdad tardé en entender el procedimiento de la “vestimenta”, como le decía mi jefe, de la hamburguesa pero después de dos días ¡logré comprender los procedimientos de diferentes comidas y al fin vestí una hamburguesa!
     Por fortuna se acabaron los días y no llegué a limpieza de baños, aunque hoy afirmo: sí hubiera hecho el trabajo.

La huella
     La comunicación que existe entre el personal, todo era “por favor, gracias”, la interacción y el compañerismo, creo que me dejan huella aprender a cultivar estos aspectos, no sólo en el trabajo, sino en todo lo cotidiano de mi vida.

La reflexión
     La necesidad y urgencia material de las personas que trabajan en el espacio en que me tocó estar, casi todos los chavos estudian y ven éste como un trabajo temporal, pero aun así no deja de ser un fatigante empleo, la persona que más me sorprendió y llegué a admirar por su constancia fue una “entrenadora” que tiene un grado avanzado en McDonald’s y al mismo tiempo estudiaba criminología ¡Ojalá se cumplan todos los sueños de estos jóvenes que en desventaja económica luchan por conseguir día a día un mejor espacio social!

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