viernes, 28 de septiembre de 2012

Profra Evelyn Guevara y Pérez  

  El pasado viernes 24 de agosto, los alumnos de 5° semestre de la Preparatoria Ibero Tlaxcala tuvieron a bien organizar una convivencia de bienvenida en honor a sus compañeros de 1er semestre. Ese día, desde que inició la jornada escolar, los alumnos fueron notificados que serían víctima de lo que ellos denominan “novatada” y, como era de esperarse, la incertidumbre acerca de qué juegos o bromas se les iban a realizar fue en escalada clase a clase.       Llegada la hora no hubo más remedio que enfrentar la realidad, alumnos y maestros seríamos parte de lo que nuestro querido Rafael De Regil denominó: CELEBRACIÓN ALEGRE.       Juegos, dinámicas, porras, canciones, diversión y mucha agua fue la constante en esta convivencia. Como cierre emotivo, los ya integrados alumnos de 1er semestre, disfrutaron de un refrigerio y pudieron apreciar algunos videos relacionados a las actividades realizadas con anterioridad por sus compañeros de 5° semestre (como el Rally Histórico de la Ciudad de México) con el fin de que se adentraran aún más en el modelo educativo.       Ya por la noche recibí un correo electrónico con un par de fotografías en donde algunas alumnas y yo aparecemos en medio de uno de los juegos. En ella pude apreciar principalmente la gran sonrisa que se dibujaba en mi rostro, lo cual me hizo sentir reconfortada. Reflexionando acerca del sentido de la convivencia, la capacidad de organización de los alumn@s y el papel que desempeñé dentro de ella me asaltaron a la mente una serie de conceptos e ideas relacionadas al Paradigma Pedagógico Ignaciano. Recordé algunos documentos que empleamos en el curso de inducción de profesores y me remití a uno de los folletos de formación del Instituto de Ciencias del Sistema de Colegios Jesuitas del 2008. Paso siguiente enlisté algunos conceptos buscando, entre ellos, el que definiera de la mejor manera la experiencia que tuve oportunidad de vivir con los alumn@s: a)       Emulación como un sinónimo de imitación de acciones ajenas con afán de superación, como un estímulo afectivo para el crecimiento académico que se da entre grupos donde los estudiantes trabajan unidos siendo sensibles y comprometidos al servicio de los demás. b)       Adquisición de aprendizajes significativos llevando a la práctica dentro y fuera del aula el Paradigma Pedagógico Ignaciano como una respuesta a cómo podremos ayudar a las personas a reflexionar sobre sus propias vivencias. c)       Un educador como testigo de los valores y principios ignacianos, como facilitador del proceso personal de los alumnos. d)       La experiencia de vivir esta actividad en la que, junto con el acercamiento cognoscitivo a la realidad de que se trata, el alumno percibe un sentimiento de naturaleza afectiva.       Evidentemente todos ellos estuvieron implícitos en esta experiencia, sin embargo, lo más significativo para mÍ fue el llenarme de la alegría y buena disposición de toda la comunidad educativa.       Los seres humanos, y en especial los adultos, somos muy complejos. Transitamos por la vida jugando “carreritas” contra el reloj y, aceptémoslo o no, frecuentemente posponemos lo importante por lo urgente. Sin embargo, los docentes tenemos una serie de privilegios sobre de otras profesiones, y uno de ellos es que tenemos jóvenes a nuestro lado, que nos recuerdan el valor de una sonrisa y de lo importante de tener una CELEBRACIÓN ALEGRE.            

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