viernes, 5 de octubre de 2012

  Paulina García Ablanedo        

  La educación por la paz no es un tema reservado única y exclusivamente para las escuelas, si son los adultos los responsables de manejar las sociedades para su buen funcionamiento, ¿por qué enseñarlo únicamente a los niños? Cierto es que ellos son los adultos del mañana, pero, ¿qué hay con los adultos del hoy? Ya que si en cada generación se espera a que los siguientes hagan algo, nadie va a hacer nada, hay que enseñar la paz desde su significado más profundo y no conformarse con el que nos dice el diccionario: “situación y relación mutua de quienes no están en guerra”, ya que la paz va mucho más allá que eso. 
    La paz es un pensamiento positivo que necesitamos edificar, no sólo como la ausencia de guerra, sino como el resultado de una serie de condiciones que harían posible una verdadera sociedad humana, donde nos sea posible tener una identidad propia. La paz es difícil y frágil, pero es posible mediante el respeto de los derechos humanos y un orden económico justo. 
    Pido que se inicie el cambio, no que se acabe hoy mismo, tampoco pido que cuando despierte mañana hayan desaparecido todos los ejércitos, lo que pido es que seamos capaces de dejar de seguir el camino que hasta el día de hoy hemos seguido y comenzar a caminar en el sentido opuesto, y de esta manera poder invertir poco a poco la preferencia.      
Entonces, de acuerdo con lo anterior, lo que tendríamos que hacer es desmilitarizar el concepto que tenemos de seguridad y así liberar fondos que serían más útiles y crearían más seguridad si se invirtieran en otros campos; ya que, cuanta más justicia y armonía exista, menos necesitaríamos recurrir a la fuerza para mantenernos, porque una sociedad como la nuestra, llena de injusticia y desigualdad sólo puede mantenerse como hemos vivido hasta ahora, es decir, con el uso de la fuerza y de aparatos policiales. Este es el por qué tenemos que comenzar a invertir en justicia, solidaridad y desarrollo, para que esto nos permita vivir dignamente y en nuestro lugar de origen, esto puedo asegurar nos llevará a más seguridad que la inversión militar. 
    Esta es la razón por la cual necesitamos instalar un sistema de prevención de conflictos, pero, de la misma manera que la medicina preventiva no consiste en llenar el armario de medicamentos, la prevención de los conflictos no tiene que consistir en armarse más que el otro, lo que la prevención de conflictos tiene que atender son los factores económicos, políticos y sociales previos al estallido de la violencia, y que son su causa.   
  Hace falta buscar instrumentos alternativos para la resolución de conflictos, ya que la mayoría de estos no se resuelven mediante el uso de violencia. Es necesario que nosotros, como ciudadanos renunciemos a la violencia, porque este insignificante sacrificio, como algunos lo podrían ver, nos ofrece más protección que el uso de la misma para resolver nuestros conflictos, nos brinda un sistema más racional y civilizado que la ley del más fuerte, lo único que nos restaría sería pedir al gobierno que cumpla con lo que demandamos.  
   Lo que yo propongo es como alguna vez dijo Isaac Newton: dejar de construir muros y comenzar a construir puentes ya que si queremos comenzar a trabajar por la paz, lo primero que hay que hacer es construirla.

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