viernes, 5 de octubre de 2012

            Daniel Garza Torres


            Aquí llegamos todos alguna vez, incluso quienes fundaron la Prepa; un buen día descubrieron que por fin habían llegado, algunos sin querer, otros sin mejor excusa que tener un buen lugar dónde estudiar o un trabajo que nos quitara el hambre. El hambre se nos quitó, tanto la física como la espiritual; de repente las ganas de estudiar también, pero nos llenamos de otras cosas, compañeros, parejas y uno que otro sueño que nos privaba de las ganas de dormir. Pero aquí estamos finalmente porque un día llegamos.Cuando llegamos alguien nos dio la bienvenida y, a ese alguien no le olvidamos; el primero que nos regaló una sonrisa, la primera que nos abrió la puerta de sus ojos. Todo este conjunto de experiencias nuevas se quedan grabadas en nuestro ser y es nuestra labor el recordarlos porque, cuando en el camino empezamos a avanzar, siempre debemos saber de dónde venimos y cuáles fueron nuestros primeros pasos.Llegaron los pollitos a la prepa, los nuevos, los fresquecitos, lo que tienen ganas de nuevos amigos y nuevas experiencias. Los que no estamos tan pollos los vemos con curiosidad, hay veces que decimos “que chiquitos se ven”, “yo no era así cuando entré”, “a ver cómo viene esta generación”, “están guap@s”. Nos vamos acostumbrando a las caras, pero nos acostumbramos solamente porque decidimos un día voltearlos a ver.Así fue como supimos los profes y demás alumnos que habría que organizar una bienvenida, nos dimos a la tarea de planear un primer día especial, donde además de presentarnos todos, nos diéramos a la tarea de jugar y es que sólo jugando se conoce a la persona, ¿o se nos olvida que antes bastaba una pelota de fútbol o cualquier juguete para convertir en minutos a una persona desconocida en el mejor de tus amigos?Un rally nos pareció pertinente, que corrieran juntos, que se rieran juntos, que los bienvenidos se dieran la bienvenida, los nuevos y los no tan nuevos, y quisimos pasarla bien, a pesar de las caídas, a pesar de no conocernos, pero sobre todo, gracias a que siempre quisimos entrar y atrevernos a ver a los ojos, a que nos vieran, a que nos dieran la bienvenida a tantas vidas como fuera posible.Muchas bienvenidas a las nuevas y los nuevos, bienvenidas a los que ya están “aflojados en terracería”, bienvenidas a quienes fuimos descubriendo que la Prepa Ibero es una casa donde el aprendizaje va más allá de las aulas y los profesores. Bienvenidos a un nuevo estilo de vida.
     
           
     
     
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