viernes, 15 de febrero de 2013

Jorge Luis Rosado

Hoy desperté sonriendo, ¿la razón? Ella, soñar con ella, darme cuenta de que cuando la pienso, la veo, cuando estoy con ella me vuelvo como un niño de 3 años, infantil, alegre, con los sentimientos a flor de piel, de mirada tan sincera y tan pura que es difícil encontrar esas miradas hoy en día. Claro un niño de 3 años no tiene pena de nada, no tiene la necesidad de mentir, si les caes mal, te lo dicen, si te quieren te lo dicen, si quieren llorar, lloran, ellos no tienen la idea de esconder sus sentimientos, simplemente son el ejemplo perfecto de la pureza en este mundo, un niño jamás te mentirá y jamás te abandonará.
   Una forma de saber si un niño te quiere o te ama, que realmente confía en ti y que daría todo por defenderte y ayudarte a sonreír son sus juguetes, ¿por qué? Es simple, ellos jamás te los prestarán así de fácil, y si los tomas se molestarán y te los quitarán pero hay una pequeña diferencia si es que llegaste a sus corazones, llegarán y te ofrecerán todos sus juguetes, sus muñecos, sus pelotas, sus tazos, todo lo que ellos tengan, por amor, ellos llegarán y te los darán con toda su alegría y humildad, ellos simplemente llegarán con sus juguetes favoritos y te los ofrecerán.
    Y yo, ¿en dónde entro en todo esto? Pues es simple, soñar con ella fue hermoso, soñar que llegamos a mi casa, tan tranquilos y tan felices, poco a poco le voy mostrando toda mi casa, con una felicidad tan cómplice, tan real. Entrar a mi cuarto, tener todas las chucherías y tonterías del mundo y sonriendo aún más le empiezo a mostrar cada una de las cosas que se encuentran en mi cuarto, sin importar lo que sean: botellas aplastadas, juguetitos, cartas, encendedores, pulseras, llaveros.
    Todo esto tiene una razón, cada cosa en mi habitación tiene un porqué, tiene una historia y un gran valor sentimental. Voy contándole sin prisa cada historia de todo lo que hay en mi cuarto, ella, con tanta paciencia sonríe y se interesa por lo que le cuento, empieza a preguntar, sentir que sus preguntas son tan sinceras, que realmente está interesada en conocer lo que hay dentro. Sonrío, llegamos a un cajón, lleno de llaveros y fotos, cada una con un valor mucho más profundo que todo lo que se encuentra en mi cuarto, la abrazó y cierro los ojos. Llega el aroma de su cabello. Sonrío. No quiero que este “momento” termine.
    Y ahora yo pienso, ¿qué significa este sueño? He llegado a creer que mi casa representa mi cuerpo, mi alma, mi mente. Me representa a mí en mi yo completo, con todo lo bueno y lo malo. Soñar con enseñarle toda mi casa, es darme cuenta que con ella toda la sinceridad que tengo fluye, tenerle la confianza de poder ser “YO” con ella. ¿Mi cuarto? lo más profundo de mi, mi alma, mis sueños, mis esperanzas, mis miedos, todas las experiencias que me han marcado, todo lo que he aprendido, toda la gente que he conocido y cómo he ido cambiando tras el paso de los años. Contarle a detalle cada objeto de mi cuarto es compartirle mi vida, querer que me conozca como nadie más me ha conocido, llegar a mi espíritu tan fácil como ella lo ha logrado me sorprende. Y al final, el cajón, algo que jamás se lo enseñaré a cualquiera, ni a mis mejores amigos, algo que ni yo sabía que existía pero con ella lo descubrí, con ella encontré ese último cajón que no sabía de su existencia, querer descubrir qué hay dentro, y por qué jamás lo había notado hasta que llegó ella.

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