jueves, 11 de abril de 2013

Mtra. Aurora Aldazaba Cruz

Hace algunos años, encontré un área en el patio de mi casa llena de maleza y decidí sembrar algunos jitomates y pepinos, mis hermanos reían al ver mi esfuerzo y mi padre me miraba con admiración y respeto, bueno… eso es lo que supongo porque siempre estaba atento a lo que hacía.

En la actualidad al planear mi curso de Biología, decido llevar a cabo un proyecto llamado “Huerta Orgánica y Jardín Florido”; la gran mayoría de mis alumnos piensa que es una locura e incluso algunos padres de familia se molestan y externan su inconformidad ante mis superiores por dicho proyecto, porque se imaginan que sólo es cavar agujeros, sembrar y perder el tiempo fuera del aula. Confieso que en un principio eso es lo que hacen, pero al transcurrir los días se dan cuenta que la finalidad del proyecto es devolverle a la naturaleza un poco del equilibrio que ha perdido por nuestra causa.

¿Cómo lo hacemos? Utilizando el método científico, es decir, rescatamos los conocimientos que adquirimos en el salón de clases y generamos investigación, dándole un significado a los contenidos que nos ayudan a llegar a las competencias. Por ejemplo: logramos entender qué es la acidez o alcalinidad de las sustancias, debido a que realizamos práctica de pH de los suelos, al igual, comprendemos que la vida está organizada en niveles bioquímicos e interactuamos con gusto con el reino vegetal, pero lo primordial es que nos damos cuenta que la célula es generadora de vida.

Para lograr esta conexión entre lo teórico y lo práctico se requiere que los conocimientos sean primeramente significativos, esto ocurre sólo si el alumno es capaz de relacionar de manera no arbitraria y sustancial la nueva información.

No es una tarea fácil debido a la resistencia de algunos de los jóvenes, al clima y la geografía del terreno, pero con tenacidad, esfuerzo y paciencia logramos nuestros propósitos: ser seres capaces de preocuparnos por el entorno ambiental y por la sociedad en términos de una mejor calidad de vida y un medio natural, sano y sostenible para las generaciones presentes y futuras, en resumen: “amor a su entorno y su equilibrio homeostático”.

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